Sólo dos meses y medio le bastaron a Alexander Medina para tomarle la mano a Talleres y plasmarle su impronta. El Uruguayo golpeó al Campeón de América en El Monumental. Sí, Marcelo Gallardo fue derrotado.

Calladito y por la sombra, Medina llegó al estadio de River y se paró frente a esa máquina aceitadísima que maneja Napoleón. Y es que parece que se juntó todo: las ganas de sus futbolistas de mantener el invicto, la ilusión del pueblo de la T y el plan estratégico del entrenador que salió perfecto. 

Atrás queda la estampa de buen jugador y ya instalado en Córdoba se plantó como estratega. Tomó un plantel modoso y lo convirtió en una fiera devoradora que no cansa y que pega fuerte. Después de cuatro fechas sólo lograron ponerlo en duda en Arroyito, pero a Alex Medina parece no haberlo afectado. 

¿La fórmula?

Los que estuvimos en El Monumental no sabíamos quién era quién.Talleres jugaba con esa idea de la que todos hablan con propiedad, pero muy pocos equipos argentinos saben poner en práctica: presión en las zonas altas e intermedias, rápida recuperación de pelota perdida e intensidad de juego. Todo hecho bien prolijamente. 

Las ganaron todas, o eso parecía. Los pases fueron acertados, el equipo parecía no cansarse de intentar y sobre todo (un mérito muy Gallardista) no frustrarse ante el error. 

Charlando con un colega a la salida del Monumental en domingo le decía: Talleres jugó como juega River y viceversa. Me respondió algo que creo sembrara dudas: “Se vienen tiempos de Gallardismo”. Si esa hipótesis se confirma, creo que ya tenemos la primera replica.