Hoy por hoy, no existe un anotador más ávido de conseguir puntos que James Harden, que con casi total seguridad conseguirá esta temporada su cuarto título de máximo anotador de la liga.
Promediando 39.5 puntos por encuentro, el escolta de los Rockets ha revolucionado por completo la liga, forzando a los árbitros a sentenciar contacto casi cada vez que ataca con la bola en sus manos.
Es por eso que Lee Jenkins de Sports Illustrated quiso conocer el origen de la afición de Harden por ir a la línea, por lo que contactó a Scott Pera, su entrenador de secundaria. Y, para su sorpresa, descubrió que Pera lo enseñó recompensándolo nada más y nada menos que con hamburguesas:
“Para convertir a Harden de un francotirador en un jugador agresivo, Pera lo obligaba a anotar 8 bandejas seguidas después de recibir contacto. Era una apuesta: si Harden anotaba más de 6 tiros libres en un partido, Pera le debía una hamburguesa. Si Harden anotaba menos de seis, le debía vueltas a la cancha. Así, Harden encontró la forma de anotar entre defensores, recolectando cobros arbitrales y hamburguesas”, reveló Jenkins.
Sin lugar a duda, Harden aprendió a cabaildad la lección que quiso impartirle su entrenador, quien posteriormente confirmó esta historia y explicó la motivación detrás de este ejercicio tan poco ortodoxo:
“Creo que él puede pagar las hamburguesas ahora. Es gracioso, simplemente tratas cosas distintas con chicos distintos. Quería que entendiera la importancia de esto. Era un gran tirador, así que era lo único que quería hacer. Le decía que para ser un gran anotador tenía que añadir más cosas a su juego y aprender a absorber el contacto. Le enseñé a caer y levantarse. No mirar mal a los demás, no hablar a los árbitros o al otro equipo. Solo ir a la línea y conseguir dos puntos. De ahí vino la apuesta, para retarlo a llevar las cosas al próximo nivel. Y creo que le compré muchas hamburguesas”, confesó Pera entre risas.
En la actualidad, Harden promedia 14.9 intentos desde la línea de libres y encesta el 87.6% de ellos, algo que lo ha convertido en un jugador sumamente odiado. Si supieran que él solo quiere una hamburguesa más, tal vez no lo criticaran tanto.