Muy pocos se habrían imaginado que a cuatro años de obtener el histórico título de la NBA para los Cleveland Cavaliers en la temporada 2015-16, con una remontada épica ante Golden State Warriors, dos de sus protagonistas se ponen en veredas opuestas de cara al regreso de la actividad, programado para el 30 de julio en Orlando.

 

De un lado está el base Kyrie Irving, hoy en Brooklyn Nets, y que comanda una rebelión de entre 80 y 200 deportistas que se niegan rotundamente a reanudar la competencia, argumentando dudas respecto de las normas de seguridad impuestas para el certamen, la situación sanitaria de sus compañeros y el contexto social, marcado por la lucha contra la injusticia racial tras el asesinato de George Floyd.

En la vereda del frente aparece el ala-pivot LeBron James, actualmente en Los Angeles Lakers, quien se ha mostrado muy activo en el activismo social ayudando y generando entidades en ayuda y beneficio de la comunidad afroamericana, y que además ha dejado muy claro que aquello no le impide pensar en una vuelta a la actividad, es más, cree poder hacer las dos cosas al mismo tiempo

Pero más allá de estas situaciones, lo concreto es que existe un argumento muy poderoso que separa las aguas entre el Rey y Kyrie, y eso es la posibilidad de lograr el título de la NBA. Tal cual, porque James está más cerca de lograrlo con los Lakers y meterse en la historia al ganar la liga con cuatro equipos diferentes; mientras Irving está lesionado y no volverá a jugar lo que resta de una eventual temporada.

 

 

Lo claro es que están a menos de dos semanas para que se abran oficialmente los campamentos de entrenamientos de cara al reinicio de la competencia, tiempo suficiente para decidir si finalmente volver o quedarse en sus casas.