Después de retirarse de la NBA con los Charlotte Hornets, los San Antonio Spurs finalmente homenajearon a Tony Parker, el mejor base de la historia de la franquicia y cuatro veces campeón.
En este sentido, la ceremonia, emotiva por demás, contó con la presencia de Tim Duncan y Manu Ginóbili, los otros dos tercios de aquel mítico tridente que dominó la Conferencia Oeste por una década y media.
Y, una vez le tocó tomar la palabra, Manu volvió a deleitarlos a todos con un discurso épico y sumamente sentido que hizo llorar a más de uno de los presentes, reflejando la importancia de Parker en su carrera:
“No voy a hablar de lo que todos saben: la forma en que me dio campeonatos, siempre me dejó en buenas posiciones, penetraba, se llevaba rivales y pasaba la pelota para un tiro abierto. Tampoco voy a hablar de lo que pocos saben: después de los tiempos muertos, tiros libres, me daba un abrazo y me preguntaba ‘¿necesitás algo?¿en qué te puedo ayudar?, te necesitamos’. Fueron momentos muy importantes en la primera etapa de mi carrera. Quiero hablar sobre algo que pasó hace como cien años, en mi temporada de novato. Llegué lleno de dudas, incertezas, no sabía qué podría hacer. Allá, hace mucho tiempo, incluso tenía un compañero que no pensaba que yo pudiera hacer siquiera algo. Hace mucho tiempo tenía un entrenador que pensaba que yo estaba loco, que era una causa perdida. Ni siquiera recuerdo el nombre de ese entrenador, fue hace mucho tiempo,” dijo Ginóbili bromeando y haciendo alusión a Gregg Popovich.
“Tenía un base que sí creía en mí. ¡De verdad! Desde el primer día su optimismo y confianza me sacaron adelante. Me decía: ‘Vas a mejorar, vamos a ser un gran dúo vas a ser el mejor jugador FIBA, uno de los mejores escoltas de la NBA’. ¡Era emocionante! No sabía qué podía hacer y verlo a él me daba confianza. Yo tenía 25 años, Tony tenía apenas 20, pero el experimentado era él. Me apoyé mucho en él, sobre todo al inicio. Necesitaba un aliado. Y tener a un base como aliado es una buena decisión, ¡gracias también por eso!”, continuó el argentino.
Por último, Ginóbili cerró haciendo retrospectiva de los momentos más duros que vivió en su carrera junto al base francés, llevándose los aplausos de todos los presentes tras su sentido homenaje:
“Pasamos por mucho. Tuvimos triunfos fantásticos, vivimos grandes momentos, vivimos muy malos momentos también, derrotas dolorosas. Tuvimos sesiones de video muy ásperas: la tuviste difícil; yo también, pero no tanto como vos. Siempre agradezco que, uno detrás del otro, nos mantuvimos juntos, fuertes. Compartir la cancha 15 años con vos, de la manera en que lo hicimos, fue grandioso. Por último, 15 años juntos, más de 1.000 partidos, muchos triunfos y varias derrotas, cientos de conversaciones después de cenar, en el fondo del micro, y ni siquiera tuvimos una sola discusión. Estaba tratando de recordar si tuvimos alguna; ni una. Como dije hace ocho meses, cuando estuve en este mismo lugar: ha sido un verdadero placer, amigo. Te deseo lo mejor en lo que viene. Gracias por todo”, concluyó.