Damian Lillard volvió a hacerlo. 5 años después, volvió a liquidar una serie de playoffs con un tiro en el último segundo para clasificar a sus Portland Trail Blazers a las semifinales de conferencia, dejando en el camino al Oklahoma City Thunder.

Sin embargo, Paul George, estrella del Thunder, consideró que el piloto tomó un "mal tiro" y que "no le importa lo que digan los demás", pues no lograrán convencerlo de lo contrario, en la conferencia de prensa postpartido: 

"Ese es un mal tiro. No me importa lo que digan. Es un mal tiro. Pero bueno, lo anotó. Eso no es lo que dirá la historia, pero es un mal tiro. Hay que vivir con eso".

A pesar de que claramente George estaba molesto por la eliminación temprana de su equipo tras un partido para el recuerdo, en sus palabras puede existir algo de razón si tomamos en consideración algunos factores.

Lillard estaba a unos 37 pies del aro, un tiro muy lejano en comparación a los que el jugador promedio tomaría. Asimismo, lo estaba defendiendo el principal candidato al Jugador Defensivo del Año y por si fuera poco, tomó un tiro de paso de retirada, lo cual aumentó incluso más la dificultad.

El base de los Blazers rechazó una pantalla, no decidió atacar el canasto o tratar de buscar el foul para definir el partido. No, Lillard quiso la gloria eterna, quiso hacerlo a la difícil, quiso probar que es el maestro del clutch. Una vez más, lo logró.