El Liverpool llegó a la última fecha de la fase de grupos de la Champions League con la obligación de no caer para clasificar a los octavos de final. El rival se la hizo pasar muy mal por momentos y casi dan la sopresa de la jornada.
El primer tiempo fue de puro ida y vuelta. Cualquiera de los dos merecía quedarse con el triunfo y lo único que faltófue puntería al momento de rematar al arco.
Después de una gran primera parte, el que rompería el cero sería Keita. A los 55 minutos, el volante definió de cabeza a arco vacío gracias a un centro perfecto por parte de Sadio Mané.
Antes que el Salzburgo pudiera reaccionar, apareció Mohamed Salah y metió un gol bastante inexplicable. Fue una combinación entre un error defensivo y una genialidad del egipcio.
El defensor del equipo austriaco dio un pase corto hacía atrás, el ex-Roma le ganó en velocidad, amagó al arquero y sin ángulo definió para hacer un verdadero golazo.
Con este resultado, el Liverpool logró clasificarse a octavos de la Champions. Pasó como segundo con 11 puntos, quedando atrás del Napoli que sumó 12 en total.