Dicen que todo futbolista vuelve a ser mortal y humilde cuando conoce a alguien más famoso que él. En el caso de tener frente a sí a una estrella de cine, se coloca en los zapatos de aquel aficionado que se ilusiona con conseguir un autógrafo o una selfie y siente que, de conseguirlo, es lo mejor que le pudo pasar en la vida.
Muestra de lo anterior tuvo a Antoine Griezmann como protagonista en 2017 cuando Charlize Theron y Vin Diesel promocionaron la película Fast & Furious 8 en Madrid, España. El jugador francés fue invitado junto a Filipe Luis para participar en un acto de prensa con las figuras de Hollywood y quedó petrificado al estar cercade ellos.
Previamente, desde que estaba en la Real Sociedad, Griezmann había declarado en entrevistas que se consideraba un hombre demasiado tímido fuera de las canchas y de su hogar, que le cuesta trabajo entablar conversaciones. En Barcelona, por ejemplo, refrendó esa forma de ser para argumentar que por dicho motivo se le dificultaba la relación con Lionel Messi y Luis Suárez.
En aquel encuentro con Vin Diesel y Charlize Theron, el francés se emocionó por conocerlos en persona, algo que se pudo evidenciar en su sonrisa para las fotos protocolarias del suceso. Lo que no imaginó es que la actriz ganadora del Oscar por Monster lo iba a abrazar. A diferencia de la camaradería que tuvo con Diesel, con quien intercambió comentarios, el futbolista respondió al abrazo de Theron prácticamente sin reacción, no supo qué hacer ni qué decir.
Al ser cuestionado acerca de la emoción que sintió, Griezmann respondió que impresiona mucho ver tan cerca a actores y actrices de películas como ella. Fue así que Antoine se puso en el lugar de cualquier fan que consigue de forma voluntaria o involuntaria un detalle inolvidable por parte de un famoso. Ese día el jugador fue uno más, una persona como cualquier otra.