El 1 de diciembre de 2002, Independiente ganó su último campeonato local, fue el Torneo Apertura y el equipo del Tolo Gallego tenía futbolistas de gran jerarquía, entre ellos Leonel Ríos, un mediocampista de gran técnica que por entonces tenía apenas 20 años y ya daba que hablar. Hijo de Gerardo Ríos -ex jugador de Boca- se formó en el Rojo, pasó por el fútbol europeo, vistió camisetas como las de Vélez y Rosario Central y en una entrevista exclusiva con BOLAVIP repasó los momentos más trascendentales de su carrera.

Además reveló cómo fue su relación con el Tolo Gallego, cómo se llevó con Andrés Ducatenzeiler, qué significó jugar en Arsenal, club siempre señalado como favorecido por haber sido fundado por Julio Humberto Grondona y también cómo le afectó la muerte de Lucas Molina, a quien conoció muy bien en las Inferiores del Rojo.

-¿Cuándo te das cuenta que tenías condiciones?

-Lo más difícil es tener técnica y lo otro lo vas aprendiendo. Yo creo que es un don que tiene uno, que lo tiene incorporado. Es difícil explicarlo porque a medida que van pasando los años, ahí fui aprendiendo. Yo boludeaba con mi viejo y eso también me ayudó mucho. Él me decía ´hacete tal o cual jugada que cuando estés uno contra uno te va a servir´ y así fue. Se nace, pero también se practica y se perfecciona.

-¿Cómo nace tu amor por el fútbol?

-Más que nada fue por mi viejo (NdR: Gerardo Ríos, campeón con Boca en la década del 70) que fue jugador de fútbol y después ya uno cuando va creciendo y va viendo el amor que hay en la familia por el fútbol un poco se pega. Yo a mi viejo no lo vi jugar, pero él había hecho el curso de técnico y después se dedicó a eso. Entonces viví eso de todo el fútbol en casa. También nos juntábamos con amigos de mi viejo que habían sido jugadores y con los hijos de ellos jugábamos mucho también, hacíamos una pelota con cualquier cosa para poder divertirnos y pasarla bien. Pero siempre era fútbol y fútbol.

Gerardo Ríos, el papá de Toti que jugó en Boca

-¿Quién era tu ídolo de la infancia?

-Mi viejo laburaba en Boca, entonces miraba mucho a los que jugaban bien. A veces le regalaban plateas e íbamos a la cancha y me gustaba mucho el Beto Márcico, lo miraba porque fue un jugador exquisito, diferente y en ese Boca sobresalía y eso me llevó a admirarlo. Obviamente también siempre lo miraba al Diego, que era lo más grande. Me acuerdo también que me gustaba mucho el brasilero Silas, que jugó en San Lorenzo.

A los doce años, Leonel Ríos llegó a Independiente. Históricamente el Rojo formó grandes jugadores y la filosofía del club está vinculada al buen juego.

-Por tu estilo de juego, ¿te ayudó hacer Inferiores en Independiente donde se pondera el buen juego?

-Sabiendo que a la gente de Independiente y al hincha le gustan los buenos jugadores, me ayudó hacer Inferiores ahí. Por Independiente pasó el Bocha, Garnero y tantos más. Tuve compañeros de muy buen pie. Siempre cuento yo que los entrenadores de Independiente algo veían en mí. Yo era muy flaco, no aguantaba los 90 minutos, pero cuando se venían los cortes de jugadores, yo siempre seguía, es como que algo veían en mí y en mi estilo de juego que les gustaba. Por eso fue que no jugué tanto en las Inferiores de Independiente. Un jugador de mis características podía gustarle a la gente y creo que me esperaron porque sabían que podía desarrollar en lo físico y así fue. También creo que tiene que acompañar un poco la cuota de suerte.

-¿Qué te acordás del debut en Primera?

-Se me vino a la cabeza las cosas que dejé de hacer tantos años. Perderme cumpleaños familiares, reuniones con amigos, viaje de egresados y ese esfuerzo de levantarte temprano, el hacer doble turno, tomarte el tren para ir a entrenar y fue realmente un sueño. Quería llegar a su jugador de fútbol profesional y lo estaba por cumplir, fue salir a la cancha, ver a toda la gente y decir ´la puta madre´. Creo que eso te emociona y más sabiendo que está la familia en la tribuna, muchas veces mis viejos hicieron un gran esfuerzo para que vaya a entrenar y sabía que no podía desaprovechar esa oportunidad. A veces es más fácil llegar que sostenerse.

Gabriel Milito y Toti Ríos, dos hijos de la cantera del Rojo. (Foto: Gentileza Toti Ríos).

En abril de 2002, Américo Rubén Gallego asume como entrenador de Independiente. El Rojo no venía bien en la tabla de posiciones, pero el Tolo logró conformar un equipo que quedaría en la historia.

-Cuándo llega el Tolo Gallego, ¿para qué estaban?

-Nosotros en el 2001 terminamos casi últimos y se termina el campeonato y Racing había salido campeón y una vez que llega el Tolo, sabíamos que era ganador, muy reconocido en todos lados y que no iba a venir a un club tan grande para ver qué pasaba. Venía para armar un equipo que sea protagonista. Ese equipo quedó marcado en el fútbol argentino. Salimos campeones e hicimos muchos goles.

Ríos ante Serna.

-¿Cómo era el Tolo?

-Lo más importante es que era un técnico muy trabajador. Nos sacó adelante trabajando, en lo táctico, en cómo quería que juegue ese equipo, en la presión. Después, en el día a día lo tenía todo, cuando había que joder era el primero en joder, pero cuando había que ponerse serio también lo hacía. Era muy alegre y muy motivador. Dos días antes del partido te decía lo que iba a pasar y lo que te decía él pasaba, era algo increíble. El Tolo lo hacía antes de que aparezca el análisis de video. Me acuerdo que dos días antes del partido venía y te decía que ibas a romperla, a hacer un gol y eso era muy importante porque ya te confirmaba que jugabas. Salíamos a la cancha éramos leones y como me pasaba a mí, también les pasaba a mis compañeros. Era muy bueno para hacer grupos, me acuerdo que a veces desde la concentración nos íbamos al cine en dos combis y eso ayudaba mucho a la unión de todos.

En aquel Independiente había jugadores de la talla del Rolfi Montenegro, Andrés Silvera, Federico Insúa, Diego Castaño Suárez y Juan José Serrizuela, por nombrar solamente a algunos.

-¿Cuál fue tu socio ideal de aquel Independiente?

-Había muchos. Era un equipazo, pero siempre digo que el Pocho Insúa y el Rolfi Montenegro. Pero no quiero dejar de destacar a Juan José Serrizuela, porque él jugaba de 4 y yo de 8, entonces combinábamos mucho y nos hablábamos, nos entendíamos bárbaro. Él a veces terminaba casi como un extremo porque llegaba al gol, tenía una gran pegada. Además, era una gran persona.

-¿Cómo fue salir campeón con 20 años, lo pudiste disfrutar?

-No lo disfruté tanto porque era muy pibe y me acuerdo que rápido arrancó otro campeonato. Uno no se da cuenta en ese momento, pero cuando pasa el tiempo vas cayendo. Es muy grande salir campeón, hay muchos jugadores que no logran hacerlo. Lo que sí, a medida que pasaron los años lo pude disfrutar.

En la actualidad, Andrés Ducatenzeiler tiene un papel importante en los medios de comunicación y su histrionismo lo hacen un personaje que llama la atención. En 2002, Ducatenzeiler era el presidente de Independiente.

-¿Cómo fue tu relación con Ducatenzeiler?

-Bien, un buen vínculo. Capaz al ser tan pibe no tenía tanta relación como los más experimentados, pero Duca venía y jodía con los que éramos más pibes, estaba yo, Eluchans, Villavicencio… y tenía buena onda con nosotros. Era personaje, buen loco. En ese momento era presidente, pero cuando podía joder, él jodía y cuando había que estar serio también se ponía. Me acuerdo que una vez vino al vestuario y nos regaló un par de zapatillas a cada uno de los pibes del club.

Ducatenzeiler fue presidente de Independiente entre 2002 y 2005.

El 28 de noviembre de 2004, Toti Ríos ya jugaba en Almería, pero desde Buenos Aires llegó una noticia horrible: Lucas Molina murió a causa de paro cardiorrespiratorio no traumático. Si bien no eran la misma categoría, se conocían de las Inferiores.

-Si bien ya te habías ido de Independiente, ¿cómo te pegó la muerte de Lucas Molina?

-Yo tuve la posibilidad de entrenar también con Emiliano, el otro chico que falleció. Yo con Lucas tenía muy buena relación, compartimos plantel. Era un pibe bárbaro, tenía mucha proyección. Siempre Independiente saca muy buenos arqueros y ellos no eran la excepción. Siempre estaba feliz, muy alegre y cuando me enteré fue muy triste. Me acuerdo que cuando mis amigos de las Inferiores fueron al velatorio, yo les mandé un cariño muy grande a su familia. Fue un momento muy duro, me dolió bastante.

Luego de un paso por el fútbol español, Leonel Ríos regresó a Argentina para jugar en Arsenal de Sarandí, equipo que siempre fue señalado por haber sido fundado por Julio Humberto Grondona, quien por entonces era presidente de la AFA.

-¿Cómo fue jugar en Arsenal, el equipo apuntado por supuestamente ser beneficiado?

-Siempre está ese rumor dando vuelta, porque estábamos en el equipo del presi y que tenemos beneficios. A veces capaz que sí, pero la verdad que no me fijo en eso y trato de hacer lo mejor posible las cosas para ganar. Si hubo algo raro yo jamás me enteré. Siempre se corrió ese rumor y se decía que Julio ayudaba al equipo. Pero nosotros, cuando estaba Burru (NdR: Jorge Burruchaga) de DT, pero teníamos muy buen equipo. Estaba Calderón, Gato Esmerado, Santiago Hirsig, Tanque Denis. Teníamos jugadores que hacíamos bien las cosas.

Luego de una temporada en Arsenal, Toti Ríos pasó al fútbol italiano para jugar en Regina.

-¿Cómo fue tu experiencia en el fútbol italiano?

-Es un fútbol físico y aguerrido. Tuvo la suerte de jugar en San Siro, en el Olímpico de Roma. Pude jugar contra el Inter que estaba Crespo, Recoba y los monstruos que había. Ese partido me acuerdo que empatamos 0 a 0, empatamos, ja.

En 2006, Toti vistió la camiseta de la Regina de Italia. (Foto: IMAGO).

-¿Con quién cambiaste camiseta?

-Con Crespo, porque teníamos al mismo representante. Un día fuimos a comer y cuando jugamos ese partido, me acuerdo que le pregunté si se acordaba de mí y me dijo ´si, boludo, si fuimos a comer´, y nos quedamos un rato hablando como argentinos.

En su vuelta a Argentina, Ríos vistió las camisetas de Rosario Central y Vélez hasta que en 2008 regresó a Independiente.

-¿Cómo fue tu vuelta a Independiente?

-En ese 2008, Independiente no estaba tan bien económicamente, pero estuvo muy bien. Fue lindo, estaba feliz por volver a Independiente y se dio la posibilidad de hacerlo. Cuando me fui de Central, Ischia me quería para Boca, pero no se dio. Me llamó Julio y no dudé, la gente me trató de diez. Estoy muy identificado.

Ríos volvió al Rojo en 2008.

-¿Cómo fue el tramo final de tu carrera? ¿Te costó largar?

-Fue para seguir jugando, me sentía bien. Cuando fui a jugar a la costa (El Porvenir de San Clemente del Tuyú), el presidente era un amigo y me dijo de ir, después cuando fui a Huracán Las Heras fue porque me gustaba Mendoza, que ya había estado y así fue que disfruté el cierre de la carrera.

-¿Por qué crees que Independiente no pudo salir campeón del torneo local desde que ustedes lo hicieron?

-El otro día lo hablaba con un amigo. Nosotros decíamos que Racing no salía campeón hacía 35 años y ahora nosotros estamos casi parecidos y decís ´que cagada´, porque es duro que Independiente no pueda ganar un título local. Es un club tan grande que siempre tiene que estar peleando por cosas importantes, pero por algo pasan estas cosas. Tendríamos que ver todo lo que se viene arrastrando. No me quiero meter mucho en lo dirigencial. Yo tuve la oportunidad de estar en el club e hicimos bien las cosas y nos tuvimos que ir y nos preguntamos ´¿qué pasa, los dirigentes no quieren a los ex jugadores en el club?´, porque dirigimos a la Reserva y salimos terceros, estuvimos un partido en Primera y fuimos y ganamos en Colón. Yo no te digo que sigamos en Primera, pero por lo menos que sigamos en el club. Son todas pequeñas cosas que van pasando en el club y que hacen que hoy esté de esta manera. Ojalá, como hincha del club, que pueda quebrar esta racha que venimos mal y que podamos salir campeones y pelear alguna copa, por el bien del club.

Independiente fue campeón del Apertura 2002 tras ganarle 3 a 0 a San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro. (Foto: Prensa Independiente).