La noche en Rosario tuvo un dueño absoluto: Ángel Di María. El Fideo escribió otra página en su carrera con un zurdazo inolvidable de tiro libre que sentenció el 1-0 de Rosario Central frente a Newell’s en el clásico. Un gol que desató la locura en el Gigante de Arroyito, que quedará grabado a fuego y sorprendió a propios y extraños, incluido Cristian Fabbiani.
Mientras todo el estadio explotaba en un rugido ensordecedor y Di María festejaba sacándose la camiseta, una cámara de ESPN captó una escena que rápidamente se viralizó: la reacción del Ogro, técnico de Newell’s, con un simple gesto que lo dijo todo.
Cuando la pelota tocó la red, lejos de mantener la rigidez o de ocultar lo que acababa de presenciar, Fabbiani cerró los ojos, soltó un suspiro profundo, dio media vuelta y se llevó las manos a los bolsillos. Una mezcla de incredulidad y resignación, pero sabiendo que no había nada más que rendirse por un segundo al talento de Di María.
Después del baldazo de agua fría, el Ogro intentó recomponerse. Habló rápidamente con sus ayudantes, dio indicaciones a sus jugadores y buscó encontrar la llave para dar con el empate. Pero el desenlace ya estaba definido: tenía que ser la noche del ángel, con su primer gol en un clásico.
La emoción de Di María tras ganar el clásico
Después del primero de los muchos festejos que tendrá la noche para él, Di María repasó todo lo que le tocó vivir antes de poder vivir un clásico inolvidable para su carrera. “Sufrí mucho hace un tiempo, porque quería cumplir el sueño de poder estar en el Gigante cada fin de semana y disfrutar de esto con mi familia. Sinceramente no tengo palabras para agradecerlo. Sé que muchos me putearon en su momento, porque no sabían lo que yo sufrí“, comenzó.
Y con los ojos vidriosos, agregó: “No tengo palabras. Jamás pensé que iba a poder hacerlo. El encargado de los tiros libres es Nacho (Malcorra), pero hoy me dan la oportunidad de poder hacerlo también. Hoy su zurda pasó para mi zurda y terminamos convirtiendo el gol que es lo importante”.
