La tecnología a disposición del deporte es una frase de venta comúnmente utilizada, pero tan real como peligrosa. Incontables son los ejemplos en los cuales la tecnología ha servido para llevar a los deportistas y atletas al siguiente nivel, pero hay algunos casos en los que se ha ido demasiado lejos. Y en los Juegos Olímpicos han llegado a establecerse reglas contra ello, especialmente luego de la irrupción de la NASA en la natación.
A mediado de la década de los 2000’s se vio un auge en la popularidad de la natación, con la figura de destacadas personalidades como Michael Phelps, Ryan Lochte, Ian Thorpe, László Cseh, Kosuke Kitajima o Natalie Coughlin, por nombrar algunos. Esto provocó una revolución en el deporte, y una mejora sustancial en la tecnología utilizada para impulsar a los atletas al siguiente nivel. Y el foco estuvo puesto en los trajes utilizados por los nadadores.
Allí fue cuando la marca Speedo, una especialista en trajes de natación, presentó su nuevo modelo. El LZR Racer, el cual pasaría a la historia como el ‘super traje’ que marcó los Juegos Olímpicos del 2008 y el Campeonato Mundial del 2009, en la que decenas de récords mundiales fueron quebrados por portadores de esta indumentaria.
El traje que cambió la natación en los Juegos Olímpicos
¿El motivo? Pues el traje comercializado por Speedo fue diseñado por la compañía Mectex y el Instituto Australiano del Deporte, con la colaboración de la NASA y programas de simulación de dinámica de fluidos de la empresa ANSYS. De acuerdo a especialistas, esto llegó a darle a sus portadores ventajas similares a la del dopaje y se lo conoció como “dopaje tecnológico”.
El traje, que se extendía desde los tobillos hasta el cuello de los deportistas, incluía un tejido especial para repeler el agua y costuras verticales que disminuían la resistencia, dichas costuras eran realizadas mediante ultrasonido para generar ese efecto.
Luego de Beijing no fue únicamente Speedo la encargada de diseñar estos trajes. El resto de las marcas especializadas, como Arena, lanzaron sus propias versiones de los trajes de cuerpo entero que mejoraban drásticamente el rendimiento de los atletas.
Para el campeonato mundial del 2009, otros cuantos récords mundiales fueron impuestos, con hasta 43 marcas mejoradas entre las olimpíadas y el mundial, lo cual provocó una drástica decisión.
World Aquatics tuvo que prohibir los trajes con tecnología de la NASA
Finalmente, para 2010, World Aquatics tomó la decisión de prohibir los trajes y únicamente permitir los de diseño textil. Además, los trajes masculinos comenzaron a limitarse de la cintura a las rodillas; mientras que el femenino, de los hombros a las rodillas. Se limitó también el grosor y la flotabilidad que los trajes otorgaban.
Por otra parte, hoy en día los trajes deben ser inspeccionados por World Aquatics en la previa de cada competición, y aprobados por el ente. Para confirmar ello se le incluye una etiqueta de certificación a cada uno de los trajes aprobados y, en caso de encontrar a un atleta que utilice uno que no lo ha sido, se procede a la descalificación.
La realidad es que, desde aquel entonces a hoy, solo un puñado de marcas siguen vigentes. Los récords mundiales masculinos de 50, 200, 400 y 800 metros libres, los 200 metros espalda y los 4×200 metros libres todos obtenidos en 2009, así como el de 4×100 metros libres, obtenido en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, datan de aquella época, con los trajes especiales.
Las mejoras tecnológicas siguieron apareciendo en la natación, aunque en otros aspectos, como gorras y antiparras, gracias a aquellos que se especializan en la hidrodinámica de los cuerpos humanos, de cara a la confección de trajes y accesorios más efectivos.
En cualquier caso, han sido los propios atletas, con sus propios esfuerzos y méritos, quienes han logrado implementar nuevas marcas torneo a torneo y romper récord tras récord con el paso del tiempo.