Pese a que en el imaginario colectivo la vida del deportista es muy sencilla y que todo es lujo y fortuna, hay un lado B que no se conoce y que no en todos los casos es igual. Probablemente, cualquier podría pensar que un jugador de tenis que fue top 10, jugó dos finales de Grand Slam, ganó la Copa Davis y obtuvo un Masters 1000 esté salvado de por vida, pero eso no es así y el caso de Mark Philippoussis así lo demuestra.
Nacido en Australia en 1976, Mark Philippoussis jugó por primera vez como tenista profesional en 1994. No tardó mucho en llegar el éxito y para 1996 ya tenía su primer título ATP, en 1997 conquistó tres títulos más -en superficies diferentes-, en 1998 jugó su primera final de Grand Slam y siguió sumando conquistas. 1999 fue un gran año para él tanto en lo individual como en lo colectivo ya que fue determinante para que Australia gane la Copa Davis, él ganó sus dos singles en la final ante Francia. En ese año también ganó su único Masters 1000, fue en Indian Wells ante Carlos Moyá.
Un comienzo de milenio arrollador
Comenzó el 2000 haciendo octavos en el Abierto de Australia y ganando su séptimo título en el circuito ATP, además se mantuvo en el top 10 de ranking. Los años siguientes fueron en la misma línea, con buenos resultados, títulos y buen ranking: inclusive el 2003 fue uno de sus mejores años ya que volvió a ganar la Copa Davis y también jugó la final de Wimbledon ante Roger Federer en lo que fue el primer título de Grand Slam de Su Majestad. En 20024 y 2005, Philippousis no ganó títulos, aunque sí lo hizo en 2006, un año crucial para su carrera que daría comienzo a la debacle.
De tenerlo todo a pedir para comer
En 2006, cuando Philippoussis tenía apenas 30 años comenzó una etapa oscura en su vida. Aparecieron las lesiones, se alejó del mundo del tenis, en el que había ganado 7 millones de dólares en premios y seguramente algunos más en cuestiones publicitarias, pero en tres años lo perdió todo y llegó a confesar que terminó pidiéndole dinero a sus amigos para que le compren comida.
En el año 2021, Mark Philippoussis formó parte del reality show SAS Australia y al ser consultado por la etapa más vergonzosa de su vida, el ex tenista afirmó: “Estuve afuera durante varios meses. No podía permitirme mucho, la verdad. Tuve que pedirle a mis amigos que me compraran comida. Durante varios días seguidos, con mi familia comíamos una pasta con repollo, que terminó siendo una de mis comidas favoritas. Pero mi mamá le decía ‘comida de pobres’ porque es muy sencilla, es solo repollo con algunas especias y pasta”.
Además, agregó: “Me sentí muy avergonzado.Estaba en un lugar oscuro y tenía depresión. No hay mayor dolor que ver a mis seres queridos sufrir por mis acciones. Mi familia es mi mundo, mi prioridad. Lo más importante para mí. Mis padres renunciaron a sus sueños por mí y mi responsabilidad era cuidarlos. Y lo bueno fue que durante mucho tiempo pude hacerlo y ellos no tuvieron que volver a trabajar. Pero después llegaron las lesiones y todo se detuvo”.
Malas decisiones
Philippoussis relató que llegó a comprar un auto por un solo día, para evitar tomarse un taxi y que luego lo vendió, también que llegó a tener quince motos. También profundizó en lo que llevó a tomar malas decisiones: “Cuando sos atleta siempre te dicen ‘Ahorrá para un día lluvioso’; pero vos no querés pensar en eso. Creés que sos débil si sentís que podrías lesionarte y tendrías que tener algo para respaldarte. Es un signo de debilidad. No podés pensar así porque tenés que seguir mirando para adelante”.
La reinvención de Philippousis y la vuelta al ruedo con dos grandes
Luego de pasar dificultades económicas, e inclusive perder la casa familiar, cuando logró recuperarse de las lesiones, volvió a jugar algunos partidos de exhibición y se reinsertó en el mundo del tenis, en el cual continúa hasta los días que corren. No es extraño verlo en algunos torneos e inclusive supo trabajar con dos tenistas más que destacados: Aryna Sabalenka y Stefanos Tsitsipas, a quien entrenó en 2023 cuando el griego tuvo una crisis con su padre.
En 2022, Sabalenka pasó por problemas con su saque y antes del Abierto de Australia se contactó con Mark Philippoussis para que la ayude en ese aspecto y así lo relató la bielorrusa en su momento: “Después de los primeros partidos del año, estaba muy preocupada y me puse en contacto con Mark. Me escribió y me dijo que me podía ayudar a última hora del día e ir a la pista a practicar. Fuimos y saqué muchísimo, me dio buenos consejos sobre mi juego y en lo que me tenía que concentrar cuando tuviera problemas con mi saque”.