A lo largo de la historia, son varios los jugadores que se animaron a ponerse la de Boca después de la de River y viceversa. Sin ir más lejos, hay casos actuales como el de Marcelo Saracchi y Facundo Colidio. Aún así, son muchos más los que prefirieron no vivir esa experiencia. Uno de ellos es Maxi López.
En diálogo con D Sports, el exfutbolista revivió su pasado en el Millonario y fue consultado sobre si se hubiera animado a ponerse la camiseta del eterno rival. Su respuesta fue contundente: “No hubiera ido. Siempre con muchísimo respeto, pero crecí en las entrañas de River y mamé la historia. Con respeto, pero no”.
“Para el hincha de River, el River-Boca es lo máximo. Es una experiencia, como jugadores, ir a la cancha de Boca y ganar, es lindo. Cuando a mí me tocó, había 15.000 personas de River, era un espectáculo increíble”, recordó el delantero con pasado en Barcelona.
Sobre la actualidad del equipo de Martín Demichelis, soltó: “Sigo de cerca a River, creció muchísimo. Me gustó mucho que en este nuevo campeonato haya sacado chicos tan jóvenes y que ya los foguee en el primer equipo. Porque el recurso fundamental del fútbol argentino son los juveniles y habla bien de las inferiores de river, porque tiraron chicos de 16, 17, 18, hasta 21 años al equipo. Me gustó mucho esa política de la dirigencia del club y del entrenador”.
Maxi López vistió la camiseta del Barcelona. (Foto: Getty Images)
Los números de Maxi López en River
López disputó 69 partidos con la camiseta de River, en los cuales logró convertir 16 goles y dar 4 asistencias. En todo ese tiempo, le mostraron 15 tarjetas amarillas y fue expulsado una vez.
Además, en el club de Núñez logró conseguir 3 campeonatos locales: Clausura 2002, Clausura 2003 y Clausura 2004. Después de eso, fue vendido al Barcelona por 5 millones y medio de dólares.
Más de Maxi López
Los inicios de Messi en Barcelona: “Cuando llegué al Barsa era el único argentino. Leo empezó a subir y a entrenar con nosotros. Cuando se dieron cuenta de que se bancaba las patadas de los pibes de 30 años, dijeron: ‘Este pibe tiene que estar acá‘. Ahí empezó”.
Su amistad con Messi: “Armábamos los asados en casa, jugábamos a la Play. Cuando dio los primeros pasos llamaba al papá, le pedía permiso. Teníamos un vestuario fantástico. Ronaldinho nos metió bajo su ala, nos ayudó un montón”.
El vínculo con Ronaldinho: “Cuando sonaba el teléfono y era Ronaldinho… No se le podía decir que no. Por lo menos para mí era muy difícil. ¿A qué hora llamaba? A cualquiera. Había que seguirlo. Era el capitán encubierto, el que manejaba todos los hilos adentro del vestuario. Leo era chiquito y había que cuidarlo, tenía 16 años. A los llamados antes de las 10 de la noche lo podíamos llevar, después, no”.