Dentro de la complicada temporada que atraviesa la Juventus, Ángel Di María es de las mejores noticias que tiene la escuadra de Massimiliano Allegri. Jugando como enganche en lugar de su clásica posición de extremo, el rosarino resulta clave en cada encuentro que disputa y, sobre todo, en cada uno de ellos derrocha magia.

Esta noche europea -tarde en Argentina- la Vecchia Signora tenía una dura parada en condición de local ante Nantes por el primer duelo de la ronda preliminar de la Europa League en donde los segundos de cada grupo de esta competencia se miden ante los terceros de la Champions League en un mata-mata ida y vuelta que define las llaves de octavos de final.

Los italianos vienen desde Champions tras quedar detrás de Benfica y PSG en su zona y ante los franceses completarían un reñido cotejo en el Allianz Stadium de Turín. Y allí, Nantes sufrió durante 72 minutos a un punzante campeón del mundo con el desequilibrante talento de Di María. Al Fideo no lo pudieron parar durante el tiempo que estuvo en cancha (fue reemplazado por el compatriota Matías Soulé). De hecho, Di María tuvo participación directa en el gol de la Juve que significó lo que era la victoria que luego terminó en empate. Con un lujoso pase desde mitad de cancha, Angelito le dejó servida la asistencia a Federico Chiesa para que Dusan Vlahovic solo tenga que empujar la pelota dentro del arco.

En sus últimos minutos en cancha, Di María estuvo a punto de cerrar el estadio con un remate desde el córner que casi termina en un golazo olímpico. Aprovechando su picante zurda y la mala postura del arquero Alban Lafont, el Fideo no dudó en darse con una peligrosa rosca al tiro de esquina y por centímetros no terminó dentro de la red un remate que iba directo a los premios Puskas.

Es una recurrente en Di María intentar esto desde los córners, sorprendiendo siempre a la defensa plantada en el área buscando un centro. Esta vez se lo impidió el travesaño, pero era un gol que iba directo a los mejores del año.