Después de un primer tiempo en donde ambos equipos generaron varias situaciones de gol, el segundo tiempo le pasó factura tanto a Racing como a Boca y la final de la Supercopa Internacional cayó en una meseta que no permitió que hubiera grandes jugadas para definir el partido.

Sin embargo, cuando aproximadamente quedaban diez minutos para que Rapallini le ponga fin a la historia, el hombre que le permite a Racing seguir con vida en la Supercopa tuvo una inmejorable chance de poner a la Academia en ventaja y así quedar a tiro de levantar una nueva copa nacional.

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Tras una diagonal perfecta y un pase filtrado aún más exquisito de Gómez, Johan Carbonero quedó lanzado en velocidad frente a Javier Garcia para dejar a la figura del Xeneize desparramado en el piso y con el arco libre, a su total disposición, para anotar así lo que podría haber sido el 2-1 parcial.

Casi cayéndose, haciendo equilibro, Carbonero no pudo controlar la pelota tras la gambeta al arquero y se le fue un poco larga impidiendole la definición con el arco vacío. De esta manera, la pelota tocó el costado de la red que no suma para el marcador y la final continuó igualada en uno.