La continuidad de Lionel Scaloni es un tema que, a casi una semana del anuncio del propio protagonista en la conferencia de prensa del Estadio Maracaná, todavía no está resuelta ni mucho menos. No obstante, las versiones más recientes señalan que el nacido en Pujato ya tendría una primera decisión tomada a pesar de que los factores que hace un tiempo lo incomodan y que, a la postre, lo trasladaron a detonar la bomba, aún ni siquiera se arrojaron sobre la mesa de la oficina del presidente de la AFA en pos de buscar un acuerdo que sostenga la convivencia.

En principio, el entrenador mantendría su cargo hasta la Copa América de Estados Unidos, a pesar de que no se haría presente (ni él, ni Pablo Aimar ni ningún otro miembro de su cuerpo técnico) en el sorteo de la competencia, pautada por Conmebol para el próximo jueves siete de diciembre en el James L. Knight Center de la ciudad de Miami.

¿El motivo de la permanencia? No dejar en banda a la Selección Argentina y al grupo de futbolistas que desde hace un tiempo depositó toda su confianza en él. Por eso, la batería le aguantará, como máximo, hasta el 14 de julio del año que viene (día destinado para que se juega la Final en el Hard Rock Stadium de Miami).

Es decir, el aviso de Lionel Scaloni, además de sacar a la luz las diferencias y de provocar que por estos días el hincha argentino se le haya vuelto en contra a Claudio Tapia, denotó un desgaste que adelanta que lo más probable, a día de hoy y desde el triunfo a Brasil en el Maracaná, es que la defensa del título mundial en Estados Unidos, Canadá y México 2026 sea con otro técnico.

Lionel Scaloni contra Brasil en lo que podría haber sido su último partido por las Eliminatorias Conmebol Sudamericanas. Getty Images.

Lionel Scaloni contra Brasil en lo que podría haber sido su último partido por las Eliminatorias Conmebol Sudamericanas. Getty Images.

Lionel Scaloni habría dirigido su último encuentro por Eliminatorias Sudamericanas contra Brasil

El próximo compromiso de la Albiceleste por las Eliminatorias Conmebol Sudamericanas (lastimosamente ya no sería Scaloneta) contra su similar de Chile el cinco de septiembre como local, ya no sería con Lionel Scaloni en el banco de suplentes. En otras palabras, su último partido oficial de competencia mundialista fue la histórica victoria en Río de Janeiro con el cabezazo de Nicolás Otamendi.

¿Cuáles son los motivos que desgastaron la relación de Lionel Scaloni con la dirigencia de la AFA?

Si bien los acercamientos políticos y la abierta proclamación de la AFA para las últimas elecciones nacionales generaron su fastidio, no fue lo principal. Lo que empezó a provocar la distancia fueron las decisiones que tomaron las autoridades sobre la Selección Argentina sin consultar o mínimamente avisar (previo a sellar un acuerdo) al cuerpo técnico.

Desde la gira acordada en marzo en China (presentación que fue puramente en agradecimiento por el acuerdo que el gobierno llevó a cabo para renovar el swap de monedas por 130.000 millones de yuanes, algo en lo que sí tuvo que ver la relación con Sergio Massa), pasando por las complicaciones que sufrieron Cristian Romero y Lisandro Martínez para obtener la visa para ingresar a los Estados Unidos en septiembre del 2022, hasta la decisión de jugar contra Uruguay en Córdoba, localía de la que Lionel Scaloni fue consciente recién cuando le hicieron mención en una entrevista en la zona mixta del Estadio Nacional de Lima. Cuando puso el grito en el cielo, rápidamente se cerró la Bombonera para recibir al elenco de Marcelo Bielsa (cabe aclarar que una cosa es llegar a Ezeiza y tomar un micro para ir hasta La Boca y otra es añadir dos viajes internos en avión para ir y volver del Mario Alberto Kempes al Predio Lionel Andrés Messi).

En resumen, Scaloni quiere que la AFA esté a la altura de un combinado campeón del mundo. De todos modos, también le está pesando el factor personal. La energía se le está acabando, tal como reveló en varias ocasiones. Un puesto semejante en un país como Argentina es demasiado demandante, incluso por fuera de lo futbolístico, además de que, claro está, sostenerse en la cima no es una tarea para nada sencilla. En otras palabras, tiene todo para perder y nada más para ganar.

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