Este 2020 se cumplirán 55 años de una de las primeras anécdotas que, de cierta forma, iniciaron la histórica rivalidad entre Chivas y América: el día en que Guillermo Tigre Sepulveda lanzó una camiseta al banquillo de las Águilas gritando fuertes epítetos que acrecentaron la hostilidad ya existente entre ambos equipos.

El 25 de abril de 1964 en el Estadio Olímpico de México, se definiría el Campeón de Campeones entre Guadalajara y América. Como era de esperarse el duelo fue sumamente friccionado, y en uno de aquellos choques, el Tigre fue expulsado tras terminar a los golpes con Alfonso Portugal.

La sentencia al jugador de las Chivas calentó aún más los ánimos en la cancha, y en su camino a camarines, Sepúlveda realizó la acción que pasaría a la historia como el inicio de la enemistad –como hoy la conocemos- entre ambas escuadras.

Lesionado, transpirado y furioso, el Tigre no encontró mejor desahogo que lanzar su camiseta a la banca de los azulcrema y espetar: “con esta tienen, hijos de la chin…”.

“En ese momento sentí que era buena idea y pues todos lo siguen recordando, señal de que fue importante. Lo volvería a hacer”, aseguró el defensa central en 2018.

Lo que pasa en la cancha no siempre queda en la cancha, y así lo demostró el Tigre, quien nunca superó el altercado con el jugador del América.

“Jamás platicamos fuera de la cancha, nos caíamos gordos, por lo menos a mí me caía muy mal. Él tenía el defecto de ser hocicón y creído, eso siempre lo voy a sacar a la luz. No nos podíamos ni ver y qué bueno, no me hubiera gustado ser amigo de una persona como él, éramos tan diferentes”, relató a El Informador hace dos años.

Por esos días la enemistad entre los azulcrema y las Chivas ya era inmensa, y así lo recordó el Tigre, quien consideraba al América como su gran enemigo.

“Siempre que ellos jugaban contra nosotros había burlas y cosas muy desagradables, cosas no dignas de un partido de futbol. Todo eso en lo personal me dolía mucho, por eso a cada rato me peleaba”, comentó y agregó: “Ellos se querían burlar de nosotros y eso era imposible. ¿Quién se podría burlar del mejor equipo de México, de toda la historia? ¿Con qué derecho se burlaban? Hubiera sido mejor respetarnos”, reveló Sepúlveda.

Más que su desplante como defensor, Guillermo pasó a la historia por su mítica frase, que cada abril renace para recordar una de las situaciones más representativas de la fricción que hasta el día de hoy arrastran Guadalajara y Millonetas.