Independiente del Valle se encuentra viviendo el mejor momento de toda su historia, incluso mejor que aquel en el cual fue subcampeón de la Copa Libertadores.

Es que, este sábado, el conjunto encabezado por Miguel Ángel Ramírez derrotó a Colón de Santa Fe por 3-1 y se quedó con el título en la Copa Sudamericana.

Y uno de los héroes de la humilde formación ecuatoriana fue Jorge Pinos, su arquero, que fue determinante tapándole un penal a Luis Miguel Rodríguez.

Pero lo que prácticamente nadie sabe es que este portero de 30 años de edad tiene una historia de vida muy particular que llama la atención de muchos.

En el año 2016, cuando deambulaba por la segunda categoría del fútbol ecuatoriano, un terremoto sacudió la ciudad de Manta, donde vivía su familia.

Allí, en medio de un mal momento futbolístico, Pinos debió ganarse la vida de cualquier manera con el objetivo de llevarle dinero a sus allegados.

Primero trabajó de chofer durante un mes pero luego volvió a Quevedo, su pueblo natal, donde consiguió empleo en un circo. Fue conductor de un show y su mujer vendía mangos en las tribunas.

Pero claro, en algunas ocasiones, el ahora portero de Independiente del Valle debió ayudarla: "Tomé las fundas y comencé a recorrer el circo gritando: '¡mangos, mangos, mangos!'. Así fue la primera vez", narró Pinos.

Posteriormente, todo mejoró: se sumó a Santa Rita, posteriormente a Técnico Universitario, y, por último, a Independiente del Valle, donde está viviendo un auténtico sueño.