Un verdadero escándalo fue el final del primer tiempo. Antes de que el árbitro Espinoza no cobre un penal claro para Vélez, se agarraron entre los jugadores.

Todo comenzó con una provocación de Mauro Zárate: mientras Fernández acomodaba la pelota para patear el tiro libre, el de Boca se la movió.

Claro, el del Fortín explotó de la bronca y lo fue a buscar de inmediato, a lo que Nández saltó a defender a su compañero.

Ahí, se armó de lo lindo cerca del área del local entre todos los jugadores, y la cancha no se quedó callada.

En un grito de guerra, comenzó la ovación con un "Maurooooo, Mauroooo", para apoyar al atacante en un duelo muy especial para él.