En la primera parte, tanto Athletico Paranaense como River había tenido aproximaciones que se limitaron a eso: aproximaciones sin mucho peligro.

En el segundo tiempo, la cuestión no cambió, pero daba la sensación que el gol podía estar al caer. Más en un campo de juego donde el pique del balón es tan insólito como impredecible.

Antes de la hora de juego, Guilherme Bissoli controló de pecho un pase que fue perfecto porque la dejó pasar un compañero que hizo una diagonal perfecto.

El delantero del equipo brasileño remató seco para el segundo palo y el disparo cruzado fue imposible para Franco Armani.

Así, sin mucha claridad pero sí con mucha efectividad, Paranaense se puso en ventaja en el segundo tiempo.

La ocasión más clara del encuentro terminó en gol.