No le importa que le digan prodigio. De hecho, lo acepta y en la intimidad se ríe ante semejante adjetivación hacia su persona. Sin temor, recoge el guante y afirma: “Ser un prodigio es algo que siempre quise ser. Es increíble que te llamen así. Me divierte”.

A los 19 años ya es considerada una estrella del atletismo. Athing Mu está señalada como la abanderada de la nueva generación de medio fondistas listas para tomar el trono. Corre sin temor. Corre y parece no tener techo. Espigada y fibrosa, Athing mide 1,78 metros y asomó por primera vez el 24 de febrero de 2019, cuando solo tenía 16 años. Esa jornada, mientras competía en el Campeonato Nacional Indoor en New York, impuso, contra todos los pronósticos, un nuevo récord nacional en los 600 metros bajo techo tras cruzar la meta en 1m23s57/100.

La marca destrozó el anterior récord nacional de Alysia Montaño (famosa por correr embarazada y tener una controversia contractual con Nike), 1m23s84/100 desde 2013. Con ese logro, Mu pasó a ser la segunda mujer más rápida de toda la historia en esta distancia, superada solo por la rusa y plusmarquista mundial Olga Kotlyarova (1m23s44/100).

Para sus entrenadores y rivales, Athing (8 de junio de 2002) nació para correr. Hija de inmigrantes sudaneses que se mudaron a Estados Unidos hace más de 20 años. Creció en Trenton, New Jersey, junto con sus seis hermanos mayores (es la menor) y desde los cinco años se incorporó al Trenton Track Club, donde conoció a su actual entrenador Alfred Jennings.

En los Juegos Panamericanos de Lima 2019, llamó la atención su juventud (17 años entonces) y las enormes condiciones físicas que ya mostraba. Sin embargo, en Lima, no logró avanzar a la final a pesar de los antecedentes con los que llegaba: campeona en el Panamericano Sub 20 de San José, Costa Rica, y medalla de plata, un año antes, en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018.

Athing Mu, la niña prodigio del atletismo (Getty Images)

Athing Mu, la niña prodigio del atletismo (Getty Images)

Este año se trasladó a Texas para iniciar sus estudios en la Universidad y formar parte de uno de los mejores equipos académicos en la pista sin perder sus fuertes convicciones religiosas. "Para ser sincera, creo que el límite es el cielo y sé que por supuesto que Dios tiene un plan para mí. Con Él, todo es posible, así que no sé, supongo que veremos hasta donde llega mi carrera", dijo al comenzar a competir en pista cubierta con su Universidad.

Hoy, su deseo más ferviente es llegar a Tokio para convertirse en campeona olímpica. Le sobran los motivos y los antecedentes. Ganó los 800 metros en los Trials de Estados Unidos (una carnicería deportiva interna, en una batalla de fin de semana) en 1m 56s07/100, el segundo tiempo más rápido para una mujer estadounidense y el tiempo más rápido del mundo este año.

 

“Fui hecha para esto”, contó en una reciente entrevista. Sueña con emular a Madeline Mims, ganadora de los 800 metros en los Juegos Olímpicos de México 1968, la única campeona estadounidense en la distancia. “Siempre que alguien me pregunta quién quiero ser, digo que quiero ser un atleta profesional y que deseo ser una atleta olímpica. Ahora esto será una realidad. Aquí es exactamente donde se supone que debo estar. He trabajado mucho para esto".