Jugadores como Neymar o Zlatan Ibrahimović lo han compartido abiertamente: el proceso de rehabilitación no es descanso, sino otra forma de competir. Durante esta etapa, el enfoque pasa de lo colectivo a lo individual. Se trabaja con fisioterapeutas y entrenadores personales para mantener el estado físico sin comprometer la zona lesionada.
Por ejemplo, si el problema está en una pierna, el deportista concentrará esfuerzos en brazos, abdomen y hasta ejercicios respiratorios. Lionel Messi, en 2015, aprovechó una lesión muscular para reforzar su core y zona baja de la espalda, lo que lo ayudó a volver con mayor potencia.
Instalaciones como las de Smart Fit, con equipamiento especializado y coaches certificados, son ideales para este tipo de entrenamientos adaptados. Ahí, se evita la pérdida de masa muscular y se reduce el riesgo de nuevas lesiones.

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Pero no todo es físico. La parte mental juega un papel fundamental. Sergio Ramos ha contado que las lesiones también ayudan a crecer internamente, a entenderse mejor como atleta. Muchos futbolistas incluso incorporan meditación, analizan tácticas y desarrollan habilidades psicológicas clave para regresar más enfocados.
En realidad, esta etapa puede marcar un antes y un después. Radamel Falcao García, por ejemplo, volvió más fuerte tras una rotura de ligamentos. La transición del balón a las mancuernas no es una pausa: es una evolución.

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