Andrés Iniesta jugó el pasado domingo su último clásico de España. El volante se retiró reemplazado en el complemento por decisión de Ernesto Valverde.
En ese instante, todo el Camp Nou se paró para aplaudir a la leyenda. Los jugadores del Barcelona levantaron sus manos para despedirlo.

Sólo hubo un futbolista del Real Madrid que le rindió respeto al crack. ¿Quién? Nacho. Hasta que se dio cuenta que nadie del Merengue estaba aplaudiendo y decidió parar.
El futbolista de la Casa Blanca no tenía por qué parar. Es más, todos los jugadores del Madrid debían haber aplaudido a Iniesta, quien se convirtió en uno hombre amado por la redonda.





