Parece mentira, pero cómo le gusta al Liverpool ganar los partidos o romper el marcador cuando el partido se muere. Hoy, ante el Crystal Palace, no fue la exepción.

El campeón de la Champions League comenzó ganando gracias a un tanto de Sadio Mané a los 4 minutos del complemento. Un crack el senegalés.

Sin embargo, cuando faltaban menos de 10 minutos para el cierre del duelo, Zaha conquistó el empate y desesperó a Klopp.

Y fue ahí donde apareció la mística del Liverpool: como pasa en muchos partidos, los rojos consiguieron quedarse con el triunfo con un tanto en el final.

Ahora le tocó a Roberto Firmino, quien liquidó al portero rival con un disparo más que fuerte de una pelota que quedó perdida en el área.

Con estos nuevos 3 puntos, el Liverpool sigue en lo más alto de la Premier League y sueña con un nuevo título.