En Old Trafford, la previa estuvo repleto de promesas de un partidazo y no decepcionaron Manchester United y Arsenal.

Cerca de la media hora de juego, Mustafi cabeceó tras un córner pero David De Gea se olvidó las manos y los Gunners abrieron el marcador. No obstante, a los cuatro minutos, Anthony Martial lo empató tras un tiro libre de Marcos Rojo.

En el segundo tiempo, que cayó un ida y vuelta constante sin mediocampo, Rojo volvió a ser protagonista pero para pesar de José Mourinho: el argentino dio un mal pésimo hacia el medio, provocó el ataque rival y terminó por robarle el gol a Alexandre Lacazette para hacerlo en contra.

Sin embargo, cuatro pases después y en la siguiente jugada, el United lo empató: la defensa del Arsenal durmió y apareció Jesse Lingard para poner el 2-2.

Un partidazo digno de Premier League. No por sus errores, sino por brindarnos 90 minutos de fútbol donde cualquier podría haber ganado.

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