Una vez recuperados de los cuatro mazazos que los habían dejado sin habla, sin aliento y sin ideas; en la directiva de Barcelona habrían empezado a buscar a los responsables de la decepcionante actuación del equipo en Anfield y consecuente eliminación de la Champions League.
El día después del papelón, en Barcelona hay sabor a fin de ciclo. Y al hablar de Barcelona no solo cuenta la directiva, sino también los aficionados y la prensa catalana.
Porque la pesadilla de Anfield no se terminó en el terreno de juego, con el 4-0, sino que se extendrá al interior de la plantilla, infectará al Camp Nou e incluso podría cargarse a tres futbolistas históricos.
Uno de ellos es el uruguayo Luis Suárez, que atraviesa una de las temporadas de menos efectividad desde que llegó al club en 2014. Si Barcelona ya estaba buscando delantero para secundar a Suárez, ahora tal vez tenga que hacerlo para reemplazar a un futbolista que apenas marcó un gol en la Champions League.
Otro es Sergio Busquets, tal vez el mayor emblema que le quede al Barcelona de aquel equipo que se comió el mundo con Pep Guardiola en el banquillo. Pero el tiempo pasa para todos y sin piernas frescas, su prodigiosa cabeza ya no procesa el juego como antes.
También ha sido fuertemente cuestionado Jordi Alba, pese a que fue uno de los encargados de romper la paridad ante Liverpool en el Camp Nou con asistencia de crack. Eso sí, lo suyo en Anfield fue de los peores rendimientos del equipo, sin peso en ataque e incapaz de frenar a nadie en defensa. Eso sí, pedir la cabeza de Alba en este momento se nos juzga apresurado, en especial porque no sobran las opciones en el mercado para dar con un futbolista de su talla.
Los tres futbolistas cuentan, sin embargo, con dos cartas más que importantes para apostar a su continuidad. La primera es que pasada la bronca del momento la afición los quiere. La segunda se llama Lionel Messi.