Ya había anotado el empate parcial del Manchester United ante Chelsea y todavía no había asistido a Lingard para el gol que daría vuelta el marcador. Ni siquiera hubiera llegado a hacerlo, porque si convertía en gol su pirueta, bien podría haber cerrado Old Trafford.

Romelu Lukaku lo intentó: se elevó e impactó el balón en el punto exacto con una tijera. Claro, no contó que enfrente estaba su compañero de selección Thibaut Courtois, que desactivó el peligro con una atajada sensacional. ¡Cuidado con Bélgica en Rusia!