Liverpool estaba decidido a que en Anfield Manchester City no continuaría aumentando su ventaja y comenzó con el pie derecho el duelo ante los líderes de la Premier League, gracias al tempranero gol de Oxlade-Chamberlain y a haber tomado el protagonismo casi durante la totalidad de la primera mitad.

Sin embargo, a cinco minutos del final de ese primer tiempo, Leroy Sané consiguió el tanto que llevó el partido igualado al descanso.

Pero la superioridad que ya habían mostrado los Reds terminó por confirmarse en una segunda mitad que salieron a jugar con máxima intensidad. Primero fue Firmino el que le ganó la posición a Stones a pura potencia, para definir luego con jerarquía por sobre el cuerpo de Ederson. Y después llegó el turno para Mané, que aprovechó un grosero error defensivo de los dirigidos por Guardiola para poner el 3-1.

 

Minutos más tarde, Mohamed Salah, recibió un mal despeje de Ederson y definió con precisión, sentenciando el 4-1 y la máxima diferencia que lograría en el encuentro el equipo local.

Ante el desconcierto, los líderes de la Premier League mostraron sin embargo tener reacción y descontaron en dos ocasiones, con goles de Bernardo Silva y Gündogan, para no solo decorar un marcador de 4-3 sino también para darle al Liverpool un buen susto.