Una filosofía de vida, que se remonta a tiempos inmemorables del siglo pasado. Una tradición tozuda y arraigada a fuego en la dinámica de una sociedad que adoptó como pocas el amor incondicional, y perdurable, por el esférico de cuero, ese que viaja sobre la grama del verde césped.

Pocas tierras en el planeta laten al son del fútbol como Argentina. Un país que se mueve al compás de este arte tan espectacular. Un suelo del que germinaron probablemente los mejores jugadores de la historia toda de este deporte: Diego Maradona y Lionel Messi.

Toda esa capacidad impresionante, natural y continúa de formar futbolistas de élite, se traduce también en una selección multi laureada, que ocupa un espacio de privilegio entre las potencias más gigantes del planeta. Desde la primerísima Copa del Mundo de 1930, la Albiceleste protagonizó gestas magnánimas, con la gloria máxima que abrazaron en 1978 y en el mundial más épico de todos: México 1986.

Con toda esta prepotencia de la Argentina, se erige en una empresa de extrema complejidad construir un compendio de los máximos ídolos, porque el recorte implica infinidad de injusticias. No obstante, se procurará un repaso analizado hasta el detalle de un grupo de los emblemas legendarios de un seleccionado tan singular, amado y elogiado en toda la faz de la Tierra.

30. Osvaldo Ardiles

Un cordobés que brilló en todos los equipos en los que entregó su capacidad pasmosa de mixturar organización, estrategia y calidad en el mediocampo. Uno de esos volantes modernos, que se adelantó a su época y que construyó una carrera esplendorosa.

Osvaldo se convirtió en un engranaje perfecto, funcional y decisivo de la maquinaria que ideó César Luis Menotti para edificar la selección que se alzó con la copa en el Mundial de Argentina 1978. Ardiles y el combinado albiceleste conjugaron un lazo perfecto, con 69 partidos y 14 goles.

29. Nery Pumpido

En las calientes tierras de México, la extraordinaria formación de Carlos Salvador Bilardo se cimentó en la seguridad, la tenacidad de un arquero genial, de esos que no sobresalen por sus movimientos estilizados, pero que brindan un aporte decisivo.

Nery quedará en el recuerdo de millones de argentinos, que suelen embelesarse con las imágenes de aquel mundial fantástico, que pareció escrito por un guionista de un film épico. El guardametas representó a la Selección en tres citas ecuménicas desde 1982 a 1990. 

28. Guillermo Antonio Stábile

La influencia poderosa de Argentina en el concierto internacional se activó desde los albores mismos de este deporte. En la primera edición de los mundiales, con la organización del evento en Uruguay, el equipo argentino marcó su huella y estuvo muy cerca de saborear la consagración.

En ese certamen iniciático, el elenco argentino cayó 4-2 en la final ante los locales, tras retirarse al entretiempo en ventaja 2-1. En la Copa del Mundo, el máximo artillero fue Guillermo, con la friolera de ocho goles en apenas cuatro partidos disputados, lo que le valió también la distinción de ser incluido en el equipo ideal de ese certamen. Como si fuese poco, Stábile dirigió al seleccionado durante añares y consiguió seis Copas Américas. Una leyenda.

27. Antonio Ubaldo Rattín

Un contexto complejo, con una horda de espectadores en contra. La edición de 1966 de la Copa del Mundo se destacó por la realización en la tierra de los inventores del fútbol y por una definición que seguirá latente por su polémica, con la consagración de Inglaterra bajo los influjos de un gol que existió y que convalidaron.

En ese ambiente, el áspero y rendidor Antonio Rattín pasó a la historia como el primer expulsado de un mundial, en el choque de cuartos de final entre Argentina y los locales. El mediocampista defensivo, que defendió la casaca albiceleste en 34 partidos, recibió la orden del árbitro de abandonar la cancha y se produjo un episodio muy recordado, con su gesto de estrujar el banderín con la insignia de Gran Bretaña que desató el repudio de los espectadores al grito de “animals, animals”. 

26. Gonzalo Higuain

Un centrodelantero exquisito, dueño de un timming perfecto, excelente capacidad de desmarque y sobre todo definición en la porción más caliente de la cancha. Gonzalo se constituye en un goleador implacable, que regó los céspedes más trascendentes del planeta con sus gritos y sus pases a la red.

En el seleccionado supo construirse una constante, ganarse la siempre compleja responsabilidad de ser el nueve de Argentina durante diez años y con actuaciones brillantes en citas de trascendencia. Al punto que ocupa el quinto escalón de máximos artilleros de la selección con 32 tantos en 75 encuentros (0.43 de promedio).

25. Roberto Perfumo

En épocas de escasez de hiper conectividad,  donde la magnitud de las figuras se edificaba por la transmisión oral, hubo un zaguero que sobresalió y escaló a un grupo selecto de leyendas, de verdaderos emblemas del fútbol argentino: Roberto Perfumo.

El defensor central se ganó un espacio de privilegio como uno de los mejores de todos los tiempos y pudo colaborar para su selección en dos mundiales, el del 66 y 74. En total, el zaguero se vistió con el manto albiceleste en 37 ocasiones y marcó a fuego su trascendencia. 

24. Antonio Roma

Dentro de una tradición impresionante como generadores de arqueros maravillosos, Argentina disfrutó de arqueros de calibre, de excelsas condiciones, como el caso de Roma, a quien apoderaron como el Tano por su prestancia.

Este emblema de Boca Juniors, saltó al arco de la selección en los mundiales de 1962 y 1966, para defender los palos de un combinado de jerarquía, además de formar parte del equipo nacional durante más de diez años y jugar 42 partidos.

23. Amadeo Carrizo

¿Qué decir de uno de los guardametas más mitológicos de la historia mundial del fútbol? Amadeo edificó una carrera dorada, de ensueño, en base a unas condiciones sobresalientes, que impusieron un estilo y sobre todo una continuidad de alto rendimiento impresionante. La IFFHS lo distinguió como el mejor arquero sudamericano del siglo XX, lo que ya describe todo sobre Carrizo.

Esa magnitud de su estela de figura absoluta no la pudo ratificar del todo en la Selección, donde apenas disputó 22 cotejos. Su participación en la fatídica performance de la Albiceleste en Suecia 1958 lo perjudicó, pero eso no pudo manchar una trayectoria colosal.

22. Juan Román Riquelme

Pocos casos grafican con tanta claridad la descripción de ídolo como Juan Román Riquelme. El enganche trascendió épocas, generó un lazo indisoluble con millones de argentinos y permanece en el inconsciente colectivo como una verdadera leyenda.

Toda la inmensidad de su juego no se tradujo con exactitud en el seleccionado, donde estuvo desde 1999 hasta 2008, dado que le costó imponer la grandeza de su calidad, aunque defendió esos colores en 57 partidos, con un solo mundial en su haber: Alemania 2006.

21. José Luis Brown

Dueño de una trama de película, el Tata Brown entró en la lista definitiva del seleccionado que ganó la copa en México 1986 por la ventana. La fe ciega de Carlos Bilardo en el zaguero lo impulsó a formar parte del mayor hito de todos los tiempos del combinado albiceleste.

Millones y millones de argentinos se tatuaron a fuego su nombre con el testazo potente en la final contra Alemania y sobre todo ese festejo desgarrador, en el que demostró las emociones que lo sacudían por su historia de vida. 

20. Sergio Agüero

Bestial, descomunal, imparable. Todo niño que corre detrás de una pelota sueña en su fuero interno con vivir experiencias y subyugar el arte del gol como lo hizo el Kun Agüero. Un extraterrestre del oficio de inflar redes en los mejores campos del mundo.

Su talento lo impulsó desde edades tempranas a las primeras planas y también a aterrizar en el seleccionado de Argentina, con apenas 18 años. En total, el delantero utilizó la casaca del combinado albiceleste durante quince años, para transformarse en el tercer máximo goleador con 42 gritos (en 101 partidos), solo por detrás de Lionel Messi y Gabriel Batistuta. 

19.  Juan Pablo Sorín

Un prototipo de lateral de los que anhelan todos los entrenadores del planeta. Sorín brilló con luz propia durante toda su carrera, con esa mixtura de dominio del balón para las trepadas, su presencia constante en campo ofensivo y una gran capacidad para clausurar su andarivel.

El defensor se convirtió en una fija del seleccionado, en un número cantado por su abusivo rendimiento sostenido, por eso disputó 72 partidos, con la friolera de 11 goles, toda una rareza para un lateral. Pudo disfrutar de la experiencia de jugar un mundial en dos oportunidades: Corea-Japón 2002 y Alemania 2006.

18. Ángel Amadeo Labruna

Una enorme cantidad de jóvenes pueden no registrar este nombre, pero se trata de un emblema del fútbol argentino, una de esas verdaderas leyendas, a tal punto que continúa como el segundo máximo goleador de la historia del torneo local con 292 tantos.

Labruna no solo la descosió en River Plate, también resplandeció en los campos de los certámenes de selecciones con Argentina, con la que ganó dos Copas América: 1946 y 1955. El atacante saltó al campo en 37 ocasiones y gritó 17 goles.

17. Sergio Goycochea

Generó un aluvión de emociones, provocó que miles y miles de gurrumines se enamoraran del puesto, de ese oficio algo ingrato como el arco. Sergio maravilló a los argentinos con su influencia mayúscula en el devenir del seleccionado en Italia 90.

Las atajadas en las definiciones por penal, catapultaron a Goycoechea a un espacio reservado de emblemas del combinado albiceleste. Además de su gravitación positiva en las consagraciones en las dos Copa América, la de 1991 en Chile y la de 1993 en Ecuador. En total, redondeó 44 partidos disputados con el seleccionado.

16. Ángel  Dimaría

El rosarino transitó por una infinidad de situaciones en la selección, a la que accedió de muy joven por  sus condiciones únicas, por esas cualidades que lo eyectaron rápidamente a desafiar caderas de rivales en las mejores instituciones de Europa como Real Madrid, Manchester United o PSG.

Ángel aguantó críticas despiadadas, pero nunca se negó a las convocatorias del combinado nacional y así se convirtió en el cuarto futbolista con más presencias en la selección con 121 partidos y el octavo goleador histórico con 23 tantos. El grito en la final de la Copa América de Brasil en 2021 lo constituyó en un ídolo indiscutible.

15. René Houseman

Ese win endiablado, que eludía oponentes en espacios reducidos con el combustible de sus gambetas y amagos se incrustó en el corazón de millones de argentinos. El Loco Houseman edificó un halo de misticismo por su juego y su personalidad tan singular y única.

El talento lo catapultó a calzarse la camiseta de la Selección Argentina desde 1973 a 1979 (51 partidos), para disfrutar de las mieles de jugar un mundial en dos oportunidades, en 1974 y 1978. Formó parte del plantel de César Luis Menotti que levantó la Copa del Mundo, con una aportación interesante.

14.  Hernán Crespo

Bravío, potente, inteligente y dueño de un olfato goleador de élite. Hernán Crespo la rompió en todos los campos en los que impuso su presencia, con actuaciones memorables, de toda índole, en los clubes más poderosos del Viejo Continente.

El delantero se las ingenió para hacerse de un lugar y dejar una huella en el seleccionado pese a ser contemporáneo a una bestia como Gabriel Batistuta. El atacante se llenó la boca de gol en 35 oportunidades en 64 cotejos (0.56 de promedio de gol), para ocupar el cuarto escalón en la tabla histórica de artilleros de la Argentina, con la que disputó tres mundiales: 1998, 2002 y 2006.

13.  Roberto Ayala

La búsqueda de una solidez en la línea defensiva desvela a los entrenadores, y también a los fanáticos. Principalmente en lo que refiere a la configuración de la zaga central, un problema que Argentina tuvo resuelto durante añares de la mano de Roberto Ayala.

El defensor irrumpió con fuerza en el combinado nacional en 1994 y su pasmoso rendimiento lo catapultó a transformarse en un número fijo hasta 2007. Por eso, el Ratón acumuló 115 cotejos oficiales, para ocupar el cuarto peldaño de máximas presencias en el seleccionado, con el que saltó al césped en tres mundiales (1998, 2002 y 2006). Ayala consiguió ganarse el corazón de los hinchas de Argentina por su prestancia, seguridad y voz de mando.

12. Diego Pablo Simeone

En la era previa a convertirse en uno de los mejores técnicos de la faz de la Tierra, el Cholo fue un jugador espectacular, uno de esos que todos anhelan disponer en sus equipos y en sus selecciones por esa mezcla perfecta de temperamento, lectura de juego, liderazgo y entrega descomunal.

Tal fue la magnitud de su calidad que Diego sedujo a cuatro cuerpos técnicos (Bilardo, Basile, Passarella y Bielsa) para acumular la friolera de 106 cotejos disputados, para inmiscuirse en el top seis de mayores cantidades de presencias. Un absoluto emblema, que siempre engendró un vínculo idílico con los hinchas. 

11. Oscar Ruggeri

No necesita carta de presentación, porque su trascendencia habla por sí sola. Pocas personas amantes de este deporte desconocen la gravitación de Ruggeri en el profesionalismo y principalmente en la Selección Argentina, donde vivió sus mejores tardes y noches.

Líder por naturaleza, el zaguero fue un eslabón decisivo en la consagración en México 86, pero también se erigió en un referente absoluto en la obtención de la Copa América en 1991 y 1993. Un personaje amado, idolatrado y admirado hasta la actualidad por millones de compatriotas. 

10. Claudio Paul Caniggia

El hijo del viento, así se lo definió. Claro, la velocidad inusitada de Claudio Caniggia lo marcó de por vida, porque sus botines parecían flotar sobre la grama, a lo que le agregaba destreza para eludir piernas rivales y frialdad para definir frente al arco.

El habilidoso delantero transitó por tres mundiales (90, 94 y 2002), con el recuerdo mayúsculo de su grito decisivo ante Brasil en Italia, que lo disparó directamente a un grado de ídolo para los amantes de la selección. Claudio redondeó 52 encuentros, en los que convirtió 19 tantos.

9.  Javier Mascherano

La asociación libre relaciona de manera instantánea los conceptos de Selección Argentina y Javier Mascherano. Ambos configuran un binomio indisoluble y poderoso. Pocos players experimentaron semejante grado de representatividad como el mediocampista.

El ex hombre del Barcelona sudó la casaca argentina durante 15 años, de hecho debutó primero en el combinado nacional que en la Primera División, a partir de una apuesta arriesgada del Loco Bielsa en 2003. El tiempo demostró que el DT tenía fundamentos de sobra, porque Javier se moldeó como un imprescindible y acumuló 147 partidos con el combinado nacional, solamente superado por Lionel Messi (156). Los libros siempre recordarán a Mascherano como un emblema del seleccionado, donde brindó sus mejores actuaciones.

8. Javier Zanetti

Otro caso atípico, de esos que no abundan. Javier logró una estadía muy prolongada en la Selección, basado en una carrera de lujo y en la característica de convertirse en uno de los laterales por derecha más impresionantes de toda la historia de su país.

El Pupi debutó en 1994 en el combinado nacional y jugó por última vez en 2011, para dibujar un periodo extraordinario de 17 años en la órbita del seleccionado. A pesar de esto, el defensor solo vibró con las emociones indescriptibles de jugar un mundial en dos oportunidades (1998 y 2002). Nadie olvidará el aporte mágico de Javier, que se transmutó en 142 cotejos con la Albiceleste, para ser el tercero con más presencia en la historia.

7. Gabriel Omar Batistuta

Animal voraz del gol. Bestia sobrehumana que rompió todos los estándares, todos los preconceptos y que explotó las redes en infinidad de ocasiones. Pocos centro atacantes se comparan con Batigol, ese artillero temible, imparable y rendidor. 

Gabriel tejió su presencia en el seleccionado por mérito propio, por su descomunal rendimiento sostenido. La historia de amor entre la Albiceleste y Batistuta comenzó en 1991 y se extendió hasta 2002, años en los que rompió se llenó la boca de gritos de gol en 54 veces en 77 cotejos (0.70 de promedio). Las estadísticas son asombrosas, imposibles de equiparar y por eso es el segundo máximo artillero de Argentina, apenas superado por el extraterrestre Lionel Messi (81 tantos).

6.  Daniel Passarella

Prototipo de central completo, con un alto grado de ejecución de todos los condimentos del puesto, como quite, cabezazo, timing, personalidad y voz de mando. Todo eso y mucho más configuraba a Daniel Passarella, que encima se destacó como el defensor con más goles en toda la historia de la Selección Argentina (23).

El zaguero fue, es y será un símbolo del combinado nacional, con el que transpiró la camiseta en cuatro mundiales (74, 78, 82 y 86); aunque en México no pudo jugar por un virus intestinal. Daniel levantó la copa en el 78 como capitán y su magnitud viajó por todo el planeta.

5.Jorge Burruchaga

Una carrera interminable y a la vez mágica. Una decena de metros que se transformaron en una jugada inolvidable, que detuvo el corazón de millones y que derivó en el grito más desaforado de todo un país entero. La definición del tercer gol en la final de México 86 catapultó al olimpo de los dioses a Jorge Burruchaga.

Probablemente el tanto más celebrado en la historia de la Selección Argentina salió de los botines del delantero, un emblema impostergable, cuyo nombre brota instantáneamente en la mente de los hinchas. Los 64 cotejos, y 14 goles, le sobran a Jorge para ocupar un espacio de privilegio, para convertirse para siempre en un ídolo del combinado oficial.

4.  Ubaldo Fillol

Único e irrepetible. Modelo detallado de gran arquero, de esos que rompen con la lógica por sus reacciones, sus vuelos suspendidos en el aire para desviar un remate rival. El dueño de los tres palos, el héroe que vestido de verde apuntaló a Argentina en la conquista de la copa en 1978.

Fillol trasciende las épocas, su legado continúa vivo, a pesar de la escasez de material filmográfico, porque su magnitud se transmite de generaciones en generaciones. Probablemente uno de los mejores guardametas de toda la historia. Tan vital y necesaria su presencia que se paró en la línea durante tres mundiales: 1974, 1978 y 1986. Nadie podrá igualarlo jamás al colosal Pato. 

3.  Mario Kempes

Imparable para los defensores, porque su prepotencia no conocía de barreras. Un goleador voraz, que perseguía la pulsión de inflar redes a toda costa y que además le agregaba dominio del esférico y una personalidad fortísima para contagiar a sus laderos. 

Mario Kempes sacudió todos los cánones y se forjó como un ídolo de la Selección Argentina, donde construyó las gestas más maravillosas de su carrera. Con ese manto irradió una felicidad inconmensurable a todo un pueblo con su injerencia directa para alzar la primera consagración del combinado nacional en 1978, donde se constituyó como el goleador con seis gritos y el mejor futbolista de esa edición. El cordobés dispone de un peldaño entre los más grandes de la Albiceleste porque sus gestas derrumbaron a oponentes pesados y gigantescos, como un Don Quijote contra los molinos de viento.

2.Lionel Messi

¿Qué no se ha dicho del genio rosarino? Escasean las palabras que permitan describir en toda su magnitud la gravitación de Lionel en el fútbol mundial, porque no se inventaron los términos correctos para graficar la magnificencia de este astro, de esta luz que ilumina este deporte y que imanta a millones de ciudadanos de este planeta.

Argentina disfruta de Messi, lo saborea, le agradece al destino su nacimiento en Rosario. Probablemente el futbolista más trascendental desde que la pelota comenzó a rodar sobre el verde césped en tiempos inmemorables. Claro que el ex Barcelona se arremangó como pocos para la Albiceleste, la que se calzó sobre su torso desde temprana edad para no faltar a ninguna cita, por lo que se erige en el jugador con más presencias (155) y el máximo artillero (80). Apenas unas estadísticas que apuntalan la influencia del delantero para la selección. Nadie como él merecía tanto el reciente título de la Copa América 2021, con la que los argentinos volvieron a festejar tras 28 años.

1. Diego Maradona

Ícono, emblema, símbolo y rey. Nadie jamás podrá acercarse a la relevancia de El Diez, el absoluto amo del fútbol, el hombre que subyugó como nadie al esférico. Diego conquistó al planeta, lo tuvo en la palma de su mano o mejor dicho en su empeine zurdo. Pocos personajes de la cultura toda del mundo adquirieron semejante fama como Maradona. Su solo nombre y apellido se replica y rebote en todos los rincones de la Tierra, todos, hasta el más recóndito.

El astro amó a la Selección Argentina, la cuidó, la estimuló y sobre todo la elevó a la cima con su indefinible rendimiento en México 86, que sobrepasó largamente lo físico y real para convertirse en una acontecimiento de magia pura.  La calidad desmesurada de Diego se paseó durante cuatro mundiales (82, 86, 90 y 94), en los que siempre dejó su huella, su impronta. En lo estrictamente estadístico, que no permite medir con exactitud su gravitación, Maradona completó 89 partidos con el seleccionado, en los que regaló 33 tanto. Dueño de la mayor obra de arte del fútbol, el gol de todos los siglos, con esa extraterrestre maniobra ante Inglaterra, que perdurará para la eternidad como la jugada definitiva. No existe ninguna duda que fue, es y será el máximo ídolo de la Albiceleste.