A pesar de terminar último del torneo, México tenía motivo para celebrar su participación en Suecia ‘58. Había conseguido su primer punto en una Copa del Mundo frente a Gales después de empatar a un gol. Sin embargo, algunos seleccionados nacionales no quisieron hacerlo, se sintieron decepcionados porque consideraron que el partido frente a los galeses se pudo haber ganado.

Parte del desencanto provino de la atención que se le prestó a la prensa deportiva de aquel entonces. Muchos años después, entrevistado acerca de lo que fue el Mundial de 1958, Jesús del Muro declaró que los periódicos publicaron muchos aspectos positivos de la selección de Gales, lo que influyó en la psique mexicana para considerar a los europeos unos fuera de serie.

Pero a la hora del juego, conforme transcurrieron los minutos del partido, los mexicanos se percataron que los galeses no eran tan buenos como lo había difundido la prensa. En testimonio de Del Muro, el único con talento y capacidad para alterar el orden era el número 10, Ivor Allchurch, la leyenda de Swansea Town (hoy Swansea City).

El hombre cuya estatua está afuera del Liberty Stadium fue el autor del gol contra México. A diferencia del resto de sus compañeros, él sorprendió a la defensa conformada por Jorge Romo, Jesús del Muro y Miguel Gutiérrez.

No era para menos. Ivor Allchurch era un killer de su época. Además de saber qué hacer con el balón y dónde ubicarse, el galés tenía tino preciso y toque de primera. Sus cualidades, de hecho, lo llevaron a jugar en Newcastle United luego de Suecia '58.

Aquel histórico punto del empate contra Gales, no fue del todo emotivo para los mexicanos. Descubrieron un poco tarde que Ivor Allchurch era el único jugador del que debían ocuparse y preocuparse. Por fortuna quedó tiempo para conseguir el empate con el gol de Jaime Belmonte un minuto antes de finalizar el partido.