Tras la consagración de Max Verstappen en el Campeonato Mundial de 2022, todas las miradas apuntaron hacia la polémica en torno al exceso de presupuesto en Red Bull. La escudería austríaca gastó más de lo permitido en la campaña de 2021, lo cual despertó muchas idas y vueltas en la competición.

Varias escuderías presionaron a la FIA, que finalmente no le quitó el título a Verstappen, pero le aplicó una multa de siete millones de euros y con una reducción del 10% en el tiempo de desarrollo aerodinámico para 2023. Eso, sumado a otro hándicap que deberá dar Red Bull: "Ganando el Campeonato de Constructores, obviamente nos convertimos en víctimas de nuestro propio éxito, al tener un hándicap del 5% más en comparación con la segunda y la tercera posición", explicó Christian Horner.

El jefe de Red Bull se mostró en desacuerdo con quienes creen que se trata de una sanción leve: "Escucho a gente decir que no es una penalización dura, pero un 10% menos de tiempo de túnel de viento u otras herramientas aerodinámicas es una penalización draconiana. Puede costar de 0,25 segundos a medio segundo por vuelta. Tendrá un impacto en nuestra habilidad para rendir en pista el próximo año", explicó.

Horner puede entender la multa económica, pero no coincide con el otro castigo: "La parte más draconiana es la penalización deportiva. Es una cantidad enorme. Representa entre un cuarto y medio segundo por vuelta. Tiene efecto directo en el coche del próximo año y estará vigente durante 12 meses", insistió.

Red Bull no sacó ventaja, según Horner

Pese a exceder el presupuesto, Horner asegura que Red Bull no sacó ventajas deportivas de ello: "¿Vimos rendimiento en pista? No. ¿Hay cosas que podríamos hacer desde una perspectiva de contabilidad? Por supuesto que hay lecciones que podríamos aprender, pero no sólo de nuestra parte, creo que de todas", reflexionó.