La llegada de Rubén Omar Romano al banquillo de Mazatlán fue anunciada con bombo y platillo porque es el retorno del entrenador a Liga MX y porque al equipo le urge un entrenador que dote de dignidad al proyecto, algo que hasta el momento no ha sucedido. La cuestión es que el comienzo parece un poco adverso para el técnico.

Para empezar, le impusieron un auxiliar técnico. Tendrá en su equipo de trabajo a Armando González, designado auxiliar institucional. Nunca han trabajado juntos. Romano no puso peros, sin embargo el tiempo determinará si existe química en la comprensión y estilo de juego que quiere imprimir el entrenador.

Eso no es todo. Romano tiene que iniciar su aventura con Mazatlán obligándose a improvisar un once base. Se enfrenta a la adversidad de contar con un plantel disminuido debido a la cantidad de futbolistas lesionados. Esas bajas son significativas porque bien pueden ser elementos que tenía contemplados en su esquema titular. Así lo informó el periodista David Medrano.

De arranque no podrá contar con Marco Fabián, Walter Bello, Oswaldo Alanís, Néstor Vidrio y Darío Benedetti. Ante esa situación, el timonel tendrá que echar mano de lo que tiene al alcance para suplir a los caídos. Romano tiene contemplado alinear a Facundo Almada para intentar darle batalla al Puebla.