Era imposible transitar por Dr. Lavista y sus alrededores. Un mar de gente inundó las calles aledañas de la Arena México para adquirir un boleto. Entre hombres, mujeres y niños, miles de aficionados se apropiaron de la vía pública como si fuera una manifestación o una marcha pacífica, sin embargo, se trató de un tumulto cuyo único propósito colectivo era no perderse la lucha de máscara vs. máscara entre Blue Panther y Love Machine.

Pero no todos cumplieron con su cometido porque el boletaje se agotó de inmediato. A diferencia de lo ocurrido dos años atrás, cuando se registró sobrecupo tras portazos para “la lucha del siglo” entre Cien Caras y Rayo de Jalisco Jr., el operativo de seguridad de la Arena México aprendió del error y funcionó para evitar una posible tragedia al interior del inmueble.

 

No obstante, a las afueras se mantuvo un gran número de aficionados desconsolados y angustiados porque no querían regresar a casa sin saber quién había perdido la careta. Mientras más de 15 mil personas estaban presas de los nervios dentro de la arena, otras miles invocaban un milagro en la calle para seguir en vivo la lucha. Y sucedió.

Se colocaron pantallas gigantes en el estacionamiento y arterias viales colindantes a la arena para que pudieran ver la lucha todos aquellos aficionados que no lograron adquirir una entrada. Contentos, procuraron el orden con tal de presenciar una lucha que generó y rebasó las expectativas.

 

 

La Arena México no esperaba una respuesta así del público, que reaccionó a ese nivel por dos motivos específicos: la intensidad de la rivalidad entre los dos enmascarados y la publicidad que se le hizo a la lucha en televisión. El boom mediático compaginó bastante bien con la conversión de amor a odio por parte de la afición hacia Love Machine, quien se había excedido de rudeza y maltrato hacia Blue Panther previo a retarse por las máscaras. 

Así, frente al reto inesperado de , un problema que no estuvo contemplado desde su inauguración en 1956, la Arena México lo enfrentó y resolvió sobre la marcha para que miles de personas pudieran atestiguar en tiempo real el martinete que significó el triunfo por descalificación a favor del maestro lagunero en dos caídas al hilo.