Fichó con un equipo de Francia cuando apenas tenía 15 años. Tuvo la oportunidad de debutar en uno de los campeonatos con más tradición en Europa, como lo es la Ligue 1. Eso sin mencionar un pequeño detalle: concidió durante un par de temporadas con un tal Zinedine Zidane. Sí, por supuesto que es el inicio soñado para cualquier jugador que busque trascender en la elite del futbol mundial. Pero lo importante no es cómo empieza, sino cómo termina...

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Y es que el destino, en ese afán de presumir la potestad que tiene para escribir los finales más extraños, quiso que nuestro 'prodigioso' futbolista pasara a la historia de la manera menos esperada: su carrera como jugador terminaría siendo una simple anécdota, de esas que solo salen a relucir en las reuniones familiares. El éxito lo conseguiría en África, donde trascendió como uno de los entrenadores más reconocidos a nivel de selecciones.

El protagonista de esta historia es Hervé Renard, quien no tardó en darse cuenta que, al menos como jugador, no tendría mayores oportunidades de hacer algo importante en el mundo del futbol. "Cuando me enfrenté a jugadores de élite enseguida comprendí que no era tan bueno", recuerda el francés sobre sus limitadas cualidades en el campo, siendo esta la razón por la cual anunció su retiro cuando apenas tenía 30 años.

Renard comenzó su carrera como entrenador en 1999, dirigiendo al modesto SC Draguignan y consiguiendo dos ascensos de manera consecutiva con el cuadro amateur (de la Sexta a la Cuarta División de Francia). Todo esto llamó la atención de Claude Le Roy, un experimentado técnico francés que había conquistado la Copa África 1988 con Camerún y que le ofreció la posibilidad de acompañarlo como su segundo entrenador.

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Tras un decepcionante paso por el Cambridge de la Tercera División de Inglaterra, la dupla Le Roy - Renard desembarcó en la Selección de Ghana y desde entonces nada volvió a ser igual para el excompañero de Zidane en el AS Cannes. Y es que luego de desempeñarse como asistente técnico de las Estrellas Negras, Renard tuvo su primera aventura a nivel internacional como entrenador de la Selección de Zambia.

Y así nació la leyenda

La gestión de Renard al frente de los Chipolopolo fue extraordinaria, pues en 2012 conquistó la primera Copa África en toda la historia de Zambia al vencer a Costa de Marfil en la tanda de penales. La consagración continental puso al entrenador en la mira de varios clubes de su país, por lo que volvió a probar suerte en Francia pero no le fue bien ni en el Sochaux, equipo con el que descendió a Segunda División, ni en el Lille.

Luego tuvo una nueva oportunidad en el continente africano, esta vez en el banquillo de Costa de Marfil para reemplazar a su compatriota Sabri Lamouchi. Renard tuvo un éxito rotundo en el corto tiempo que estuvo al frente de los Elefantes, pues se consagró campeón de la Copa África 2015 al vencer a Ghana en los tiros desde el punto penal y de esta manera se convirtió en el primer entrenador en conquistar el título con dos selecciones diferentes.

Pero Renard no se detuvo en su periplo por los banquillos africanos y poco tiempo después se convirtió en entrenador de Marruecos. Aunque no logró grandes resultados en la Copa África de 2016, el estratega francés encontró la fórmula para explotar el potencial de una generación con mucho talento y obtuvo la clasificación al Mundial Rusia 2018, cortando la racha del conjunto marroquí de 20 años sin jugar una Copa del Mundo.

En Rusia 2018, Marruecos no pudo superar la fase de grupos tras enfrentarse a rivales como España, Portugal e Irán. El conjunto africano apenas consiguió un punto, pero firmó actuaciones bastante aceptables y además estuvo muy cerca de eliminar a la Roja en la última fecha, luego de igualar 2-2 en un partido electrizante que contó con los goles de Boutaib y En-Nesyri por el lado del equipo de Renard.

Ahora dirige a Arabia Saudita

La historia no ha sido distinta en Asia. Y es que Renard llegó al banquillo de Arabia Saudita en 2019 y desde entonces ha logrado cosas importantes con los Halcones Verdes. De hecho, no tuvo ningún tipo de problemas en las Eliminatorias para el Mundial Qatar 2022, consiguiendo registros realmente envidiables y demostrando de nueva cuenta su eficacia al frente de equipos que no están en el radar del aficionado promedio.

En la segunda ronda se quedó con el liderato del Grupo D, producto de seis victorias y dos empates en ocho partidos disputados. Arabia Saudita clasificó a la tercera ronda como uno de los únicos equipos que aún mantenía el invicto en las Eliminatorias y dejando muy buenas sensaciones en el campo de juego, siendo Saleh Al-Shehri la principal referencia ofensiva de los Halcones Verdes en el camino hacia la Copa del Mundo.

Ese dominio de Arabia Saudita se mantuvo en la tercera ronda, culminando en la primera posición con 23 unidades, con una sola derrota y por encima de un gigante del continente asiático como Japón. La mano de Renard volvió a surtir efecto lejos de Francia y esta vez para meter a Arabia Saudita en un Mundial, donde tendrán el reto de enfrentar a Argentina, Polonia y por supuesto, a la Selección Mexicana en el Grupo C.

Renard, el ejemplo a seguir en México

Si algo caracterizó al mercado de pases del Torneo Apertura 2022, fue la cantidad de talentos que se marcharon a otros países, especialmente a las principales ligas de Europa. Pero la historia es completamente diferente cuando hablamos de los entrenadores, pues hasta el momento son muy pocos los que han probado suerte lejos de México e incluso han perdido protagonismo ante la llegada de extranjeros a la Liga MX.

La historia de Renard, de una u otra manera, marca el camino que deben seguir los técnicos mexicanos si quieren explotar su potencial: salir de la zona de confort. Y es que si por alguna razón no hay demasiadas opciones de crecimiento en el futbol local, iniciar una aventura en el extranjero puede ser una buena idea aun si se trata de un destino modesto y sin tantos reflectores como los acostumbrados.

El desarrollo del futbol mexicano también pasa, necesariamente, por la exportación de entrenadores que puedan nutrirse de experiencias en otros países para luego aplicar lo aprendido en la Liga MX o en la Selección Mexicana. Lo contrario obliga a seguir apostando por el éxito inmediato que puede ofrecer un estratega extranjero, cuya diferencia con los locales es precisamente ese rodaje a nivel internacional.

Algunos casos interesantes

Además de la conocida trayectoria de Javier Aguirre y el intento fallido de Nacho Ambriz en el Huesca, hay otros entrenadores mexicanos que han apostado por seguir un camino similar al de Renard. Uno de ellos es Benjamín Mora, un joven director técnico que se consolidó como uno de los más importantes en Malasia, cosechando nada menos que nueve títulos al frente del Johor Darul Ta'zim de aquel país.

Mora Mendivil dirigió en su momento al Atlético Chiapas, después de haber sumado experiencias como auxiliar en Querétaro, Atlante, Dorados y Cafetaleros de Tapachula. Luego decidió continuar su carrera en Malasia para empezar a sumar éxitos, pues le dio al Johor Darul Ta'zim casi la mitad de los títulos de liga que tienen en su vitrina, además de disputar la Champions League ante los más poderosos del continente asiático.

Otro caso llamativo es el de Luis Fernando Tena. Luego de su paso por Juárez, abandonó la exposición mediática de la Liga MX para comandar un proyecto con muchas limitaciones como el de la Selección de Guatemala. El técnico mexicano llegó al banquillo de la Azul y Blanco en enero de este año y desde entonces ha sumado muy buenos resultados en el país centroamericano, con el que espera competir en el próximo ciclo mundialista.

El más reciente de todos es Rafa Márquez. El Káiser ni siquiera dirige en el futbol profesional, pues actualmente está a cargo de los juveniles del Barcelona B. Sin embargo, estar en un club que cuenta con semejante estructura y trabajar con las promesas de uno de los equipos más importantes del planeta, es una experiencia que tendrá una enorme influencia en la carrera del mexicano en los banquillos.

Hay muchas formas de crecer como entrenador y no todas pasan exclusivamente por los equipos de renombre. A veces solo hace falta una oportunidad como la que tuvo Renard en Zambia, logrando lo que para muchos parecía imposible y sin lo cual jamás hubiera trascendido a nivel profesional. Su destino no estaba en Francia y mucho menos jugando al lado de Zidane. Era muy lejos de Europa, donde hay oportunidades que nadie ve.