París Saint-Germain hiló su tercera victoria consecutiva y lidera en la Liga de Francia, con nueve puntos al paso de tres partidos disputados. Este viernes, en condición de visitante venció 2-4 a Brest, que pese al marcador buscó y por momentos hizo exigir al arquero Keylor Navas.
Todos se quedaron esperando el debut de Lionel Messi, sin embargo, su equipo respondió a las altas expectativas que le tienen y derrotó con contundencia al equipo local que no fue inferior al reto de enfrentar al que es el equipo mejor reforzado en Europa.
Sin duda, el cuadro que dirige Mauricio Pochettino hace lo quiere gracias a su gran cantidad de estrellas. A lo largo del primer tiempo tejieron jugadas interesantes, pero no fueron efectivos al momento de definir al frente del arco del equipo rival.
Hasta el minuto 23 se vino a romper el cero, pero, no fue por medio de una bonita jugada sino gracias a un potente remate de media distancia de Ander Herrera, quien remató al borde del área grande y con la ayuda del vertical derecho del arquero, la pelota ingresó para poner el primero de la noche.
La pelota era posesión de los parisinos, dominaban y tenían metido a su contrincante sobre su área, pero sin mayor peligro. Al minuto 36, el discutido Kylian Mbappé, cazó un rebote y de cabezazo venció al guardameta Marco Bizot que apenas vio como el balón lo superó y entró a placer en su arco.
Antes de terminar la primera mitad, el extremo derecho Franck Honorat, se reportó con el primer gol para el equipo Pirata. Un tanto que le dio aire en la camiseta para salir a afrontar la segunda mitad en la que se vendría otra andanada de goles en el modesto escenario del club.
La otra alegría del encuentro se hizo esperar. Hasta el minuto 73, Idrissa Gana Gueye apareció con un soberbio golazo de media distancia, uno que ni él mismo creyó que había hecho. Adelante de la mitad de la cancha se despachó con un soberbio remate que sorprendió al arquero local. 1-3.
Cinco minutos antes de completar los 90 oficiales, Brest puso apretado el marcador y, volvieron a aparecer los fantasmas recientes del equipo parisino que no había cerrado muy bien sus encuentros, incluso sufriendo. Steve Mounié, aprovechó una desconcentración de la zaga parisina y marcó el segundo para los locales, ahora el tanteador era 2-3 y había suspenso en el cuadro de Pochettino.
Pero, como un ‘Ángel’ salvador, así apareció Di María, el argentino, quien con una jugada que se conoce de memoria; una vaselina, decretó el cuarto tanto para los de la capital y con el que sentenció el 2-4 final. Un poco más de tranquilidad para el líder de la Ligue 1.