El complejo entramado de decisiones que terminó atando a Messi y Barcelona para siempre. Rexach, el hombre clave que el destino puso en el camino.
Messi iba a ser un crack de todas formas, es muy difícil encontrarle una variable. Barcelona seguiría siendo más que un club. ¿Pero hay una historia alternativa si La Pulga y los culés no se hubieran encontrado?
No importa, eso ya pasó, pero si vale la pena recordar cómo fue ese encuentro, que no fue nada sencillo y cerca estuvo de romperse. Bleacher Report lo hizo en un extenso reportaje, en el cual se habló con personajes claves para la llegada de Messi a España.
Lionel llegó a España por una prueba a los 13 años
En ese entonces, año 2000, Carles Rexach era el manager del equipo, trabajo que tuvo en más de una oportunidad. Prácticamente parte del ADN de Barcelona, desde chico estuvo ligado al club.
José María Minguella fue el agente que llevó a Maradona y Romário a Barcelona. Y por aquellos años se sorprendió con el talento de Messi. En Rosario se hablaba mucho del joven talento. Pero tenía dudas: era muy chiquito, de tamaño y de edad. Además , era un viaje muy largo.
Desde América del Sur sus asociados le insistieron y eso fue vital. Minguella habló con su viejo amigo Rexach, que justo se encontraba a cargo del equipo y tenía llegada al presidente, Joan Gaspart.
Pero Rexach pensó que le hablaban de un talento de 18 años, no de uno de 13. Cuando se enteró, su interés se esfumó. ¿Estás loco?, reaccionó. Pero, tras la insistencia, concedió organizar una prueba de un par de semanas.
Nunca Barcelona había fichado alguien tan joven desde otro continente.
Minguella reservó un vuelo para Lionel y Jorge, quienes se hospedaron en el Placa d’Espanya. Rápidamente Lio impresionó en los entrenamientos.
Aún así, no había quorum entre los entrenadores que lo vieron. Algunos decían que dribbleaba demasiado, otros que era muy pequeño. Ninguno estaba convencido de hacer una apuesta así, por un niño de otro continente. Algo que no se había hecho nunca. Pero había que esperar el veredicto de Rexach.
El míster estaba en Sydney, donde se llevaban a cabo los Juegos Olímpicos del 2000. Se encontraba mirando como el Camerún de Eto’o le ganaba la medalla de oro a la España de Puyol y Xavi.
Y el tiempo de los Messi se agotaba. Se acababa septiembre y Rexach estaría de regreso recién para octubre. Más allá del pasaje de vuelta de los argentinos, quienes debieron cambiar el vuelo para estirar la estadía.
Pueden contratarlo, es un fuera de serie
El 2/10 fue el día decisivo. Se organizó una prueba especial para que Rexach lo pueda ver. Messi fue alineado en un partido con chicos dos años mayores que él, a ver cómo se las arreglaba. Llegaron todas las autoridades de La Masía, pero no lo hacía Rexach. Hasta que, de repente, apareció.
“Cuando llegué al costado del campo el referí toco el silbato. Caminé alrededor del campo, hablando con un compañero. Frené detrás de un arco, miré un poco del partido y cuando llegué al banco de suplentes, dije: `Pueden contratarlo. Es un fuera de serie, sobresaliente`”. Así recuerda aquél día Rexach, quien estuvo apenas 10 minutos y luego se fue. Ya había visto todo lo que necesitaba.
Veo cosas en él que nunca había visto antes
La historia del tratamiento es conocida ya. Barcelona aceptó pagarlo, sabían que valdría la pena. Pero no parecía haber acuerdo sobre otro punto clave: ¿dónde viviría Messi?
El club catalán, como dijimos, nunca había traído de tan lejos un chico tan joven. Jorge Messi no quería que su hijo se quede en La Masía, como todos los demás. Tenía que tener un departamento para poder estar con su familia. Barcelona no quería acceder a pagarlo y las negociaciones se congelaron. El entorno del joven crack amenazó con terminar las tratativas. Milan ya había puesto una oferta sobre la mesa. Real Madrid y Atlético andaban merodeando.
“Veo cosas en él que nunca había visto antes”. Esa frase de Rexach alcanzó para convencer al presidente y que se haga la excepción.
El 14 de diciembre de 2000, Horacio Gaggioli, un empresario de rosario que estaba representando a La Pulga, se reunió con Rexach y Minguella en el Pompeya Tennis Club, al pie de Montjuic, para cerrar el pleito. Un acuerdo de caballeros que se firmó en una servilleta.
A Rexach, sus diez minutos y su ojo para entender la situación y proyectar a futuro, además de a esa servilleta, les debemos mucho.