Este 19 de junio es un día muy especial para la ciudad de Cleveland, en el estado de Ohio, puesto que se celebran cuatro años desde que su equipo de la NBA, los Cavaliers, acabaron con una mala racha de 52 años sin conseguir títulos en los deportes profesionales y lograron su primer campeonato, en una de las finales más emocionantes de todos los tiempos.

Fue un día como hoy, pero del año 2016, cuando el equipo dirigido por Tyron Lue, y comandado en cancha por el base Kyrie Irving y el ala-pivot LeBron James, fueron hasta Oracle Arena en Oakland, California, para buscar algo que nunca había ocurrido en la historia de la Liga, que es dar vuelta la serie con un 1-3 en contra, habían logrado equiparar las fuerzas y debían ir en busca de la hazaña.

Al frente tenían al mejor equipo de la década, los Golden State Warriors de Steke Kerr, con los Splash BrothersStephen Curry y Klay Thompson, en un muy buen momento, y con un equipo que venía un año atrás de ganar la NBA, con la chance de poder cerrar la campaña en casa y celebrar con su gente.

Más allá de los detalles, la mayoría de los fanáticos recuerda los más de tres minutos en que el marcador se mantuvo igualado en 89-89, y el momento que quebró la historia, cuando faltando 1:51, el Rey bloqueó un tiro clave al escolta Andre Iguodala, y acto seguido, Uncle Drew rompió la paridad quedando 53 segundos para el final, en un partido que terminó con triunfo de los Cavs por 93-89.

Fue la primera vez en la historia que una franquicia daba vuelta una serie 1-3 en contra, James ganaba su cuarto anillo coronándose además como el MVP de la definición, Irving se convirtió en figura de la Liga, Cleveland se pudo sacar el mote de perdedores que tuvieron por medio siglo, y por si fuera poco, es el partido más visto en la historia de la NBA, después del juego 6 de la final de 1998 entre Chicago Bulls y Utah Jazz, con 31 millones de televidentes.