Otro jugador de fútbol que decidió ser entrenador, debutó en Newell's y luego voló a Europa para jugar varios años en el Viejo Continente. Fue Campeón con la sub 20 de Jose Pekerman y jugó el Mundial 2006 en Alemania con la selección Mayor.
Hoy, después de haber trabajado en el proyecto de inferiores, es el líder de la mayor con “muchas críticas y pocos elogios”.
Este joven de 41 y pocas horas con el buzo de DT, siempre supo que quería ser entrenador de fútbol. Se capacitó en Europa, estudió, se preparó y quedó a la espera del llamado de Jorge Sampaoli para integrar el staff que dirigiría al Sevilla. De ahí, con él a la selección.
Vueltas y más vueltas dentro del predio de Ezeiza lo ponen al frente de la Selección Argentina de Fótbol, pero en una situación un tanto ambigua. Quién diría que el equipo de Messi, llegaría a la instancia de trabajar con un DT interino, un mientras tanto. Bueno, ese es Lionel Scaloni.
Un día tras otro…
Siguió sus instintos y llamó a jugadores jóvenes, dejando de lado a esos llamados históricos. Así fue decantando con atrevimiento y se animó a escribir nuevos nombres; el Pity Martinez, Giovanni Lo Celso, Giovani Simeone fueron algunos de ellos.
Había llegado algo nuevo, había que apostar y el 29 de noviembre fue ratificado como entrenador definitivo de la selección para hacer la Copa América 2019 y hoy, ese equipo medio raro, incómodo y que a muchos no convencía, está en semifinales y se enfrenta a un Brasil con dos años de trabajo.
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Ensayo y error
Fue probando formulas, estrategias y jugadores. Trece partidos fueron necesarios para que Lionel encontrara el equipo, el que agrado y parece más o menos bien.
Scaloni parece convencido que su equipo necesita dos puntas, que la camiseta celeste y blanca tiene que tener un en el medio un cinco, que los laterales argentinos tienen que salir jugando y que Messi se mueve de derecha a izquierda.
Ahora, con mucho menos que el equipo de Tite, enfrenta a un Brasil al que parece que todo le sale bien y se rumorea que repetiría la formula. Muchos creen que Lionel Scaloni no sabe dónde pisa, pero siempre tendrá un punto a rescatar: asumió la responsabilidad cuando nadie la quería, se calzó un buzo de fierro y adoquines. Parece llevarlo con orgullo y creo que lo está sacando adelante, que ya es bastante.