Carmelo Anthony llegó la temporada pasada al Oklahoma City Thunder proveniente de los New York Knicks y, junto a Paul George y Russell Westbrook; pretendían pelear por un campeonato.

Sin embargo, el alero veterano registró la peor temporada de su carrera en Oklahoma con promedios de 16.2 puntos y 5.8 rebotes en 40% de campo, afectando notoriamente la química del equipo y sus posibilidades en los playoffs.

Es precisamente por eso que el Thunder decidió cortarlo entre temporadas a pesar de aún deberle mucho dinero de su contrato, permitiéndole firmar con los Houston Rockets como agente libre.

Al ser uno de los anotadores más respetados de la historia de la NBA y, considerando que salió en malos términos del Thunder, cualquiera podría esperar un intento de venganza del 10 veces All-Star cuando Houston visitara Oklahoma.

No obstante, a pesar de mostrarse sumamente agresivo y tomar 11 intentos al aro, Carmelo se despidió de su antigua casa con tan sólo 2 puntos tras fallar 10 lanzamientos.

Este tipo de desempeños y la negativa de Anthony de aceptar que sus mejores años están detrás de él y debe asumir un rol nuevo a la ofensiva, lo condenaron a ser poco menos que una sombra de lo que alguna vez fue.

Así, el antiguo máximo anotador de la liga es cada vez más prescindible.