Barcelona ganó 6-1 a Celta pero se ocupó que semejante goleada no sea noticia. Los dirigidos por Luis Enrique reeditaron el histórico penal de Cruyff y Olsen en Ajax.
Ya la jugada del penal es de otro planeta. Porque Messi, contra la raya y el defensor, pasó de una forma impensada. No había espacio físico para encontrar un hueco por ahí. Pero por algo es el mejor de todos.
Y por algo Barcelona es el mejor de todos. Por esto. Porque a esta altura ya juegan para divertirse, y convierten lo lúdico en su mayor arma. Porque Neymar la pone debajo de la suela como jugando fútbol sala. Porque Suárez intenta asistencias de billar y le salen todas. Porque Messi, bueno, hace lo que quiere.
Y sin dudas esta jugada quedará en la historia para siempre. Porque Cruyff la patentó, allá por 1982 con Ajax, en un acto de coherencia. Un equipo que promovió e inspiró el fútbol total, a los pases, llevó al extremo la filosofía tocando la pelota donde nunca nadie lo había hecho: en un penal.
Bueno, ahora fue el turno de Barcelona. Continuador de esa estética, que no podía ser menos.
¿Qué hace Messi? ¿Le pifió? No, la dejó para Suárez. Podía ser el gol 300 en Liga del 10. Todo un récord. Pero prefirió reinventar el fútbol.