Bayer Leverkusen derrotó 4-1 al BATE y Javier Hernández coronó con un gol un partido que lo tuvo muy participativo, aunque con los yerros de siempre.
Que nos perdonen los más fanáticos del equipo de la Aspirina, pero aquí vamos a hablar de Chicharito. Porque el partido no fue sólo un partido, sino una auténtica película del mexicano.
Nuestro héroe comenzó el juego inspirado y envió el centro raso que en cuatro minutos le permitió a Mehmedi poner al Bayer en ventaja.
Pero la tarde pareció ponerse negra para él porque la portería se le volvió a cerrar y el BATE, para colmo de males, alcanzó el empate. Primero, llegó tarde a conectar un balón que sólo pretendía ser soplado. Y en otra jugada que lo encontró de frente al arco sí llegó a soplar, pero apuntó al único lugar en que había materia por delante.
Los co-protagonistas de esta historia decidieron poner algo de su parte y Calhanoglu volvió a darle la ventaja al Bayer. Entonces se abrieron los cielos y un rayo luminoso se posó sobre el número 7 de blanco inmaculado. Chicharito dominó y definió cruzado, implacable. Miró hacia arriba, en agradecimiento y recibió un guiño como respuesta.
Calhanoglu convirtió el cuarto y definitivo cuando en nuestra película ya va por los créditos. Cientos de turcos podrán contar la historia de su doblete. Que nos perdonen los fanáticos del Leverkusen, pero aquí quisimos hablar de Chicharito.
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