Si la concepción del deporte en Estados Unidos mucho tiene que ver con el espectáculo, no podrían haber encontrado mejor artista protagónico que Zlatan Ibrahimovic, ese gigante sueco que dejó las grandes ligas europeas para probar una nueva experiencia y que ya se siente más poderoso que el mismísimo Donald Trump.

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La gran ventaja de Zlatan es su capacidad para justificar dentro del terreno de juego toda la arrogancia que muestra ante las cámaras y es por eso que, aunque siempre fue difícil concebirlo entre los mejores futbolistas del mundo, ha sabido generar empatía como muy pocos.

Ayer, ante Orlando City, su show se renovó con su primer triplete en la MLS, marca que le demoró apenas 17 partidos. Y fue clave para guiar el triunfo 4-3 de LA Galaxy en un partido que fue de dominio cambiante.

En el mexicano Gio Dos Santos, Ibrahimovic encontró a su mejor socio en la noche californiana. Primero fue el sueco quien asistió al ex-Villarreal para qie el Galaxyigualara el partido 1-1. Y otra vez en desventaja, el mexicano devolvió gentilezas para que Zlatan anotara el 2-2.

En el complemento, y cuando Orlando se había puesto por delante por tercera vez en el encuentro, llegaron dos más del gigante sueco, que lo festejó quitándose la camiseta y haciendo aún más grande su imponente figura, ante el delirio de los aficionados presentes en el Stubhub Center.

¡Legendario!