Hace ya casi un año, cuándo se conocían los grupos de la Copa CONMEBOL Libertadores que llegará a su fin el próximo sábado 4 de noviembre, todos ponían principal atención a lo que podría realizar Fluminense en el certamen.
Sosteniendo un nivel muy interesante desde la temporada 2022, sumándole refuerzos de jerarquía como Marcelo, el próximo rival de Boca en la final de la Libertadores tiene una manera muy particular de generar peligro ya que pasa de un funcionamiento complejo a una definición sencilla.
Con 18 goles convertidos en los doce partidos que ya lleva disputados en la competencia, el Flu demostró tener una gran virtud ofensiva finalizando sus ataques desde el costado, en donde los extremos llegan hasta el fondo, hacia el centro en donde espera Germán Cano.
Sin embargo, para llegar a esta posición, el equipo dirigido por el también DT interino de la Selección de Brasil suele completar un sistema en donde la pelota no busca al jugador, sino que el jugador busca a la pelota juntando hasta a cinco compañeros.
La salida del Fluminense desde el fondo
A lo largo de la Copa Libertadores, Fluminense ha mostrado una fidelidad pocas veces vista a un mismo sistema. Sin importar si el rival presiona arriba o no, los cariocas juegan en corto y comienzan a elaborar un juego colectivo que reúne a casi todo el equipo.
Si bien esto lo complico contra River o Inter de Porto Alegre, dos equipos con presión alta, la realidad marca que antes rivales que lo esperan; como podría hacer Boca, suele rendirle bastante bien ya que controla absolutamente la pelota.
Formando una figura geométrica casi perfecta, en su campo y en los primeros metros del rival, quién tiene la pelota en Fluminense suele tener un jugador a su derecha, uno a su izquierda y tres por delante para romper líneas. Así, entre estos seis jugadores, los de Diniz comienzan a construir y empujar.
El cambio de ritmo al espacio: la llave de Fluminense
Luego de construir esto, a lo lejos, se puede ver como siempre aparece un jugador abierto al espacio. Ya sea alguno de los laterales o extremos que tiene Fluminense, siempre se ubica a un jugador que servirá para romper el molde ofensivo.
Con pelotazos precisos al espacio, la velocidad del Flu genera libertades que lastimaron a lo largo de la competencia. Una vez que la pelota llegó a destino, el juego colectivo pasa a ser de rapidez y con una pared o gambeta se busca a desbordar por el costado.
Llegando a la fase final del campo de juego, los jugadores del Flu suelen jugar el pase al punto penal o un centro (rasante o pasado) al segundo palo. Con este pase final, Germán Cano logró coronar una Copa Libertadores espectacular y es el arma principal de los brasileños.
La movilidad y las variantes para confundir al rival
Otro punto importante a la hora de atacar que tiene Fluminense es que, salvo Cano y los centrales, el resto de los jugadores suele rotar mucho en el campo de juego. Juntando pases y nombres, siempre hay casos en los que los extremos terminan jugando en el sector contrario del campo liberando el hueco en su espacio.
Así, lo que busca Fluminense es amontonar a la defensa del rival para poder aprovechar el espacio y así ubicar a German Cano dentro del área rival y sentenciar la jugada. Un sistema que, si Boca es efectivo, puede usar a favor para encontrar espacios como hizo River en el Monumental o Argentinos en la Paternal.
German Cano: el goleador de la Copa CONMEBOL Libertadores
Con un total de 12 goles convertidos en doce partidos disputados, el jugador que ya lleva más de 40 en toda la temporada es el hombre récord de esta edición y logró lo que nunca había sucedido. Desde que llegó a Fluminense, el argentino lleva 80 en los 120 partidos que jugó.