A los 14 años, Charly Musonda ya era una obsesión para los gigantes de Europa. Real Madrid, Barcelona y Manchester City se peleaban por convencer a su familia. En Bélgica lo veían como un híbrido entre Xavi e Iniesta; otros, por su potencia y desequilibrio por las bandas, lo señalaban como el nuevo Eden Hazard. Fue Chelsea quien se lo quedó con apenas 16 años, convencido de que tenía en sus manos a la joya del futuro.

Pero el futuro fue más cruel de lo que cualquiera imaginaba. Entre expectativas descomunales, oportunidades que se esfumaban y un cuerpo que se volvía frágil, Musonda terminó retirándose a los 28 años. Aquejado por lesiones, con una rodilla inestable y parte médico tras parte médico, el chico llamado a conquistar Europa decidió parar. Esta vez, para siempre.

Musonda, la eterna promesa del Chelsea que colgó los botines a los 28 años (Getty Images).

El ascenso que no fue

En las inferiores del Chelsea, Musonda deslumbraba a propios y extraños: rápido, ágil y carismático con la pelota. Disputó 52 partidos en la Sub-21, con 12 goles y cinco asistencias. Los hinchas clamaban por su debut en el primer equipo, pero ese momento se demoraba. Enfrente tenía una competencia de élite: Hazard, Willian y Oscar. Aun así, brillaba con la Selección juvenil de Bélgica.

Ya con 19 años, Musonda seguía mirando desde lejos el debut. Hasta que Chelsea no pudo sostener la presión y, en 2016 lo cedió a Betis para que sume rodaje. El ansiado momento se convertía en realidad: fue figura en su estreno y por fin se encendía la chispa. Pero se apagó tan rápido como desbordaba a pura bicicleta por la línea de cal: apenas 24 partidos, un gol y tres asistencias. Fue de mayor a menor.

En 2017 recaló en el Celtic, pero su paso fue fugaz. El préstamo era por dos años, pero apenas duró unos meses. Jugó solo ocho partidos. En el medio, las lesiones empezaban a marcar el rumbo. Volvió al Chelsea en la temporada 2017-18, y bajo el mando de Antonio Conte, jugó siete partidos oficiales, los que serían sus únicos partidos como Blue. Parecía su chance definitiva, pero tampoco lo fue.

Musonda en su paso por Celtic, cuando buscaba cumplir con las expectativas (Getty Images).

El cuerpo no aguantó

Así, en 2018 fue enviado al Vitesse de Países Bajos, donde apenas jugó cuatro partidos. Ahí llegaron dos lesiones gravísimas de ligamentos que lo tuvieron más de dos años sin jugar. “Los médicos me dijeron que mi rodilla no iba a volver a ser la misma, que las posibilidades de volver a jugar eran del 20%, y de competir en nivel alto como en el Chelsea, era casi nulo”, confesó tiempo después.

Cuando regresó, el Chelsea le cerró las puertas: le comunicó que no lo tendría en cuenta. Musonda lo sintió como una puñalada. Fue el principio del fin. Intentó evitarlo incluso pidiendo jugar gratis en la reserva para demostrar que aún podía. Pero ante la negativa, firmó con el Levante, en España. Aunque todo se mantuvo en la misma línea: 600 minutos en 19 partidos. La última bala llegó después, probando suerte en Chipre, donde apenas jugó 300 minutos en 11 encuentros. Y desde entonces, estuvo un año sin club.

“Jugaré hasta que mi cuerpo lo permita”

La cifra total lo resume todo: 144 partidos como profesional en toda su carrera y con 27 se encontraba libre. Lejos en el tiempo supieron quedar aquellos años donde los cazadores de talento se peleaban por su ficha. Aguantó una temporada sin jugar. Hasta que se animó a dar el paso final.

Musonda anunció su retiro a los 28 años (Getty Images).

No es fácil, pero es algo que llevo pensando mucho tiempo”, confesó al confirmar su retiro en diálogo con Rising Ballers. “Tras reflexionar sobre mis experiencias y quién soy, me di cuenta de que quiero vivir con un propósito, para inspirar y motivar a otros”, expresó.

Jugaré al fútbol siempre que mi cuerpo lo permita, sea en primera, segunda o tercera división”, había dicho tiempo atrás. El tiempo parece haber llegado. Pero lo hace sin lamentos. “Ha sido verdaderamente bendecido, esto no es un adiós, sino un nuevo comienzo. Gracias y nos vemos pronto con un fútbol, siempre“, cerró su comunicado, que cayó antes de lo que parecía.