Superclásico. Bombonera. La ilusión era grande. El susto lo fue más. A los 12 minutos de partido, Julieta Cruz tuvo que ser atendida por los médicos y preocupó a todos abandonando la cancha. El diagnóstico, se pensó, no era para nada bueno. Los estudios posteriores dieron un poco de alivio. Un llamado posterior también.
“Cuando me lesione el primero que me llamo acá al club fue Román. Me preguntó qué era lo que necesitaba, lo que sea que lo pida, que avise. A una la hace sentir bien porque les interesa lo que nos pasa”, contó la mendocina en DEPORTV Central, en la previa a la gran final del viernes ante UAI Urquiza. Un gesto desconocido de Riquelme con la lateral derecha del primer equipo.
¿Si la sorprendió el llamado? “Sí, me sorprendió porque quizá podría haber sido otra persona, algún allegado, mandar un mensaje. Pero se tomó el tiempo a las dos horas de que me lesioné para llamarme por teléfono y me preguntar qué necesitaba, que lo que sea que haya salido en el estudio que le avise. Eso sirve mucho para las jugadoras, quiere decir que les interesa”, agregó. “Además, es un ídolo, que una persona tan significativa quiera saber de vos se festeja el doble”, admitió.
“Creo que a veces tienen una responsabilidad muy grande de estar con el masculino todo el tiempo, tienen cosas muy importantes que hacer siempre, pero están, si no es él, es Chicho (Serna), o cualquier responsable del Consejo, siempre están presentes, preguntándonos qué necesitamos, si estamos bien, en ese sentido están muy presentes siempre y se agradece”, relató la Mendo.
Un diagnóstico y un regreso
Aquellos estudios realizados arrojaron la rotura del ligamento colateral interno de la rodilla derecha. Una lesión que en su caso pudo recuperar sin pasar por el quirófano. Por eso, en cuánto los médicos la dejaron comenzar la rehabilitación, Cruz se enfocó el volver lo antes posible, con el gran objetivo de jugar los partidos final del torneo y también llegar sin problemas a la citación para el próximo Mundial. Entrenó sin descanso hasta la vuelta.
“Yo tenía claro qué es lo que quería, las ganas de poder estar en Boca y en la Selección, de tener la oportunidad de estar entre las que Germán (Portanova) decida que estén o no. Entrené a full, me esforcé mucho para estar y pude llegar. Los kinesiólogos me bancaron un montón”. Se entrenó sábados, domingos, feriados. Cada vez que pudo.
¿Y la cabeza? “Resalto mucho el tema de hablar con un psicólogo. No todo es estar bien de piernas, si no estás bien de la cabeza, cuesta mucho. La lesión me la tomé por el lado de decir ‘bueno, quizás hay que parar un poco’. Por ahí la cabeza está al palo, y no es casualidad que pasen las cosas. Elegí meterme en la recuperación de la rodilla, hacer terapia con la psicóloga, con mis compañeras, mi pareja, mi familia. Lo tomé desde otro lado y no desde el ‘no llego, no puedo, no me sale’. Traté de ver el lado positivo”.
Volver al lateral
Pese a una recuperación casi en tiempo récord, Florencia Quiñones la llevó de a poco. La fue haciendo ingresar en varios partidos pero sin arriesgar porque, además, estaba con cuatro amarillas. Hasta que ante UAI Urquiza la vio no sólo corriendo sino marcando con fuerza cuando le tocó entrar y con Gimnasia, por le última fecha, le dio la titularidad. Y seguramente estará ante el Furgón.
“Creo que llego con más posibilidades de sentirme aún mejor. Con UAI Urquiza son partidos muy trabados, predomina mucho la presión, la garra, es más de lucha que de juego. Creo que cuando nos enfrentamos, si convertíamos rápido el partido se iba a abrir, iba a ser otro. Pero a veces lo que no metés en el arco contrario el equipo rival la mete, tuvimos la mala suerte con la pelota parada nos convirtieron”, analizó sobre la final.
La gran final
Ya se enfrentaron varias veces y Julieta llega con varios torneos en sus piernas. Ya sabe lo que es ser campeona y se lo toma de otra manera. “Ya ahora un poco más grande, estoy un poco más tranquila, con ganas de que llegue el día, de poder disfrutar, que sea un espectáculo. Nos vamos a enfrentar a un rival muy duro, dos grandes equipos, ojalá que sea lindo para ver y un lindo espectáculo”, se ilusionó.
“La presión que podemos sentir de saber que es una final la tenemos que usar para el lado positivo. Es un lindo momento para demostrar y estar a la altura. Es una final, es un partido distinto a todo, porque es lo último que queda, hay que dejar todo para ese partido. Y que gane el mejor, ojalá se nos pueda dar”.
Una amiga, una rival
Juli Cruz hace tiempo que es una de las habituales citadas a la Selección. Y dentro de su grupo más cercano se encuentran sus excompañeras Yamila Rodríguez (Palmeiras), Eliana Stábile (Santos) Y Romina Núñez, de UAI Urquiza. “Lo charlamos con Romina, tenemos un grupito con Yami y la Zurda (Stábile). Se habla, también se toca el tema de ‘ojo, tranqui, estamos muy cerca del Mundial’. Obvio que una deja lo mejor para que gane su equipo, pero fuera de eso hay una amistad que se cuida: ‘che, fijate, ojo’. Nos bolaceamos con la mejor intención, ja”.
El lugar de Quiño
Florencia Quiñones será la primera entrenadora en jugar una final de campeonato y buscará su primer título como DT de Boca. Excompañera de varias de sus dirigidas, para Cruz también es especial tenerla tan cerca otra vez. “Es súper importante, más en los tiempos que estamos, la mujer esta ocupando más lugares. A veces pienso mucho en que la tuve como compañera, que me enseñó muchísimo desde su experiencia, muchas cosas que hoy hago las aprendí gracias a ella porque la tuve como consejera atrás mío y que esté a cargo nos da una identidad y nos enseña mucho”, cerró.