Al final, Ameal parece saber más de fútbol que Riquelme. ¿Por qué digo esto? Porque en su momento, cuando Román echó a Russo en 2021, el por entonces presidente de Boca quería renovarle a Miguelo y apostar por su proyecto.
El dirigente de las peñas, el que nunca jugó a la pelota, confiaba en el DT pese al mal momento que atravesaba. Pero Riquelme se cansó y lo fletó. Lo rajó. Lo echó. Ahora, cuatro años después, lo vuelve a contratar, sacándole el técnico a San Lorenzo.
Hablando de esta contratación, lo único que le pido al presidente de Boca es que no use a Miguel Ángel Russo en los años finales de su carrera solamente para no pasar papelones en el Mundial de Clubes contra Benfica y el Bayern Múnich. No quiero que a fin de año, si el equipo vuelve a jugar medio aburrido y medio feíto -al estilo Russo-, Román le pegue una patada en el traste otra vez, como hace cuatro años.
Le propongo algo a Riquelme, que en realidad es la misma propuesta que él le bajaba a Angelici con los técnicos de Boca: que le firme contrato a Miguelo hasta el final de su mandato como presidente.
Y ahora, sobre Russo: la verdad, su actitud no me gustó. Le dio el sí a Boca a días de jugar una semifinal con San Lorenzo me parece una falta de respeto al hincha del Ciclón. Hoy el club es un caos. No tiene presidente, no paga los sueldos y miles de etcéteras más.
Miguel se metió en San Lorenzo cuando ya existía este quilombo. A él lo habían echado de Central y llegó al Ciclón sabiendo el lío que había. Russo, y todos los técnicos, le piden a los dirigentes que se respeten los proyectos, que no se rompan los contratos, que se les pague al día y que se banquen los malos resultados. Pero son los primeros que, ante una oportunidad de cambio mejor, se mandan a mudar sin importarles nada.
