Me gustó mucho la respuesta de Giannis Antetokounmpo cuando le preguntaron si la temporada de Milwaukee había sido un fracaso. Me gustó, pero no estoy de acuerdo. Sirve para el debate, estimula el pensamiento respecto de una nueva era, de la relación entre medios y deportistas a la hora de analizar un partido. Además, está bien elaborada y él, con mucha delicadeza, trata de no convertirla en algo personal respecto del periodista que le consultó.

Pero vayamos a los hechos: Milwaukee ganó el derecho de ser el uno en los playoffs de la conferencia este tras una temporada regular con 58 victorias. No tuvimos en esta campaña ningún equipo que llegara a 60 triunfos, por lo que lo de los Bucks es muy meritorio. Miami no había podido meterse entre los seis primeros, va al Play-In, pierde el duelo inicial con Atlanta, por lo que resigna la chance de ser séptimo, pero luego gana el último partido y se clasifica en último lugar. Así llegaron a la serie.

Los Heat se llevaron el duelo 4-1, no es que Milwaukee lo pierde en siete. La ausencia de Giannis es un factor determinante y no podemos obviar a un Jimmy Butler en un nivel descomunal. Pero es una serie que se cierran en el quinto partido y en su casa, donde disputó tres y perdió dos. Perder 4-1 de local contra el octavo genera una pregunta obvia: ¿No es un fracaso, una frustración, una desilusión? Pongan ustedes el término que quieran.

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Podríamos hablar del cuarto juego, en el que Butler tuvo un cierre sensacional y Milwaukee no pudo- ni colectiva, ni individualmente- estar a la altura de las circunstancias. Pero detengámonos en el quinto. Los Bucks entran al último cuarto 16 puntos arriba. Y lo perdió. No es la derrota por la derrota, sino que hay que ver el cómo, contra quién, en qué contexto. No salir campeón no significa fracasar. Pero esta serie tiene elementos para no descalificar la pregunta del periodista.

No se trata de convertirlo en algo personal. La consulta no iba por el lado de si Giannis es un fracasado. Es un jugador extraordinario, ejemplo dentro y fuera de la cancha, con buena relación con los medios, con una historia que genera admiración. Nadie puede discutir su éxito. Pero a veces hay temor a plantear algunas cosas, que no puede prescindir del respeto y el rigor que corresponde, por miedo a la incomodidad. Palabras que no se aceptan en lo que se ha denominado “generación de cristal” para no quedar como insensible o que no se tiene en cuenta a la persona más allá del deportista.

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Acá, desde el punto de vista deportivo, la derrota de Milwaukee llena el formulario para ser considerada un fracaso. Hasta el propio Giannis debe ser consciente de eso. Lo debe haber hablado con sus compañeros. Su respuesta, que puede ser simpática desde la corrección política, no se adecua a lo que sucedió en la cancha. En definitiva, fue uno de esos fracasos en el ámbito laboral que tenemos todos, todos los días. No implican no valorar lo positivo, o desechar lo sucedido. O que no los necesitemos para aprender, como bien ejemplificó él con Jordan. Pero también suceden, y no hay que temerles.