Hubo fallos históricos en el mundo del tenis que cambiaron carreras y hasta resultados de finales de Grand Slam. Hasta hace no mucho tiempo, si una pelota era buena o mala dependía de la visión del umpire y los jueces de silla. En algunas superficies era más fácil determinar un pique, ya que en polvo de ladrillo deja una marca clara o mismo en césped, si la pelota iba a gran velocidad se levantaba un polvo blanco producto de la pintura de la línea. Eso sí, en canchas duras era casi imposible cuestionar un fallo, ya que la pelota no dejaba rastro.
El tenis supo adaptarse a los avances tecnológicos y hace unos años surgió el famoso ojo de halcón, que era un sistema electrónico que solamente se utilizaba si un jugador lo pedía, si el tenista tenía razón, no agotaba su pedido y, en caso de no tenerla, sí lo hacía. Pero hace apenas unos años eso cambió y -aparentemente- se perfeccionó mediante un sistema electrónico de marcado de líneas -ELC- el cual era automático y se utilizaba en todo momento, sin la necesidad que el jugador lo pida. De esta manera, desaparecieron los jueces de línea.
Primero en cemento y césped, luego en polvo de ladrillo
Lógicamente, el ELC se comenzó a utilizar en las superficies donde era más difícil determinar si una pelota era buena o mala, por tal motivo sus comienzos fueron en canchas de cemento y césped, pero a partir de 2025, la ATP estableció que también sería obligatorio en los torneos de polvo de ladrillo, siendo el ATP 250 de Buenos Aires el certamen en el que se utilizó por primera vez.
Fallos inéditos y quejas de Eala y Fils
Una vez finalizada la gira sudamericana de polvo de ladrillo, que acción en Argentina, Brasil y Chile, el circuito se mudó a Norteamérica y se disputaron los dos primeros Masters 1000 del año -Indian Wells y Miami- para luego cruzar el Atlántico e iniciar el camino en la tierra batida de Europa. El primer gran torneo fue el Masters 1000 de Montecarlo, luego el ATP 500 de Barcelona, el Masters 1000 de Madrid y el Masters 1000 de Roma. Con los principales tenistas del mundo -tanto del circuito masculino como femenino- comenzaron las polémicas por la utilización del sistema electrónico de marcado de líneas en polvo de ladrillo.
Es que, a diferencia del cemento y el césped, en el polvo de ladrillo queda una marca muy clara y, en caso de estar equivocado el sistema, es muy fácil comprobar el error. Alexandra Eala es una de las grandes revelaciones de 2025, la filipina de 21 años se midió ante Iga Swiatek en el Masters 1000 de Madrid y se quejó de un fallo del ELC: “¿Podés explicarlo? Lo que quiero decir es que la marca es lo físico, es la prueba física”. Swiatek respondió con dureza: “¿Prefieres jugar con árbitros, pero sales a la cancha y tienes un sistema electrónico de marcación de línea? No hay tiempo para esa mentalidad, así que simplemente aceptaré lo que sea”.
Otra de las grandes promesas del presente y futuro del tenis es el francés Arthur Fils, quien también fue víctima del nuevo sistema en Madrid en un duelo ante Francisco Comesaña. Fils fue tajante: “Hace unas semanas que jugamos con los jueces de línea automáticos en polvo de ladrillo. Saqué un saque que se fue quizás dos o tres centímetros fuera, y luego, al ver el video, dice que se está saliendo un poco de la línea. Es muy difícil, sobre todo en este momento del partido. Sabes que un punto es muy importante y te lo roban así. Tenemos que volver al juez de línea habitual y confiar en el árbitro, porque ahora no hace nada”.
Las fotos de Sabalenka y Zverev
El mundo de la tecnología también modificó la conducta de los jugadores. La posibilidad de tener permanentemente un celular con cámara hizo que, por ejemplo, Aryna Sabalenka y Alexander Zverev -número 1 del ranking de la WTA y número 2 del ranking de la ATP respetivamente- se hagan virales en las redes sociales por tomar fotos desde sus celulares a piques mal cantados por el ELC. La bielorrusa lo hizo en el WTA de Sttutgart y el alemán en el Masters 1000 de Madrid.
