El 20 de octubre de 1982 en Misiones, nació José Acasuso. Fue el menor en una familia numerosa de deportistas amateur. Básquet, fútbol y tenis estuvieron siempre presente para los Acasuso y Chucho tuvo que decantarse por uno de esos deportes. Viajó a Buenos Aires, casi representa al Principado de Mónaco, con la ayuda de unos tíos se metió en el profesionalismo a los 16 años y dos años más tarde jugó su primera final de un ATP.
Con el correr de los años se afianzó en el circuito, obtuvo títulos importantes, fue una pieza clave para el armado del equipo de Copa Davis en una época de enormes jugadores, fue alentado de manera especial por Diego Maradona, quien se puso su remera y manejó los hilos del Parque Roca. Sobre el final de su carrera, batalló con Federer en un partido inolvidable en la primera conquista del suizo en Roland Garros y decidió dejar la actividad profesional por problemas físicos. Chucho dialogó en exclusiva con BOLAVIP y le contó todos los detalles de una carrera más que destacada.
-¿Cuál es tu primer recuerdo en una cancha de tenis?
-Mi abuelo materno tenía una quinta familiar. Nosotros íbamos mucho a pasar los fines de semana, disfrutar en familia y ahí era una especie de casa de campo, tenía pileta que arrancó con agua de arroyo y después ya tuvo agua normal. En esa quinta, hizo una cancha de asfalto y como yo era el más chico de la familia y molestaba, mi papá me jugaba en esa cancha. Yo vengo de familia de deportistas, mi abuelo jugó al básquet en Gimnasia de La Plata porque estudió allá. Mi papá, jugó al fútbol y al básquet de manera amateur y el deporte siempre estuvo presente. Me acuerdo que esa quinta después pasó a ser un club y la cancha de tenis de polvo de ladrillo, también había cancha de fútbol y demás. En un momento, mi viejo compró un canasto de pelotas de tenis y él me enseñó lo básico y ya a los seis años sí tuve un profesor.
-¿Es cierto que tuviste que elegir entre el básquet y el tenis?
-Sí. A los seis años empecé a jugar al básquet en un club que quedaba cerca de mi casa. También me acuerdo que a eso de los 12 o 13 años sumé fútbol. Empecé a jugar en las Inferiores de Guaraní Antonio Franco. Todos los días jugaba al tenis, tres veces por semana al básquet y dos al fútbol. En un momento mi mamá me dijo que tenía que dejar algo porque volví a mi casa muy cansado y el estudio estaba para atrás. Entonces decidí dejar el fútbol que era lo último que había arrancado. En el 99 me fui a vivir e Buenos Aires y ahí tuve que elegir entre básquet y tenis y me quedé con el deporte en el que tenía más condiciones.
Se conoce como Legión Argentina a la camada de tenistas que compartieron el circuito de la ATP a comienzos de los 2000, con nombres de la talla de Guillermo Coria, David Nalbandian, Mariano Zabaleta, José Acasuso, Juan Ignacio Chela y Gastón Gaudio, entre otros.
-¿Cuándo te diste cuenta que podías llegar? ¿Compartiste formación con algunos de los chicos de la Legión?
-Yo soy del 82, la misma camada que Coria y Nalbandian. Siempre fuimos los tres primeros de la categoría. Coria jugó poco con nosotros porque rápido saltó a otra categoría. Yo tuve que dejar de jugar en el 98 por una cuestión económica, me llegó la oportunidad de ir a Mónaco y después volví y ya en febrero del 99 me afiancé en Buenos Aires gracias a la ayuda de unos tíos.
-¿Cómo fue eso de Mónaco?
-Había un argentino que vivía en Niza en ese momento, al lado de Montecarlo. Tenía un proyecto para armar a futuro un equipo de Copa Davis y por eso llamaron a seis tenistas juniors, dos de Sudamérica y yo era uno de ellos. El tipo no tenía mucho conocimiento y viajaba mucho, por eso le preguntó a la hermana, que en ese momento estaba trabajando en la Federación, en la parte de desarrollo y había ido en el 98 a un Sudamericano conmigo y le pasó mi nombre. Cuando me llaman, yo medio que había dejado por una cuestión económica, me seguía entrenando, pero muy poco. Me surgió esa posibilidad y dije que sí. Fui con mi mamá, la idea era estar un mes con ella allá a prueba y si la cosa iba bien, ella se volvía. Estuve una semana o diez días entrenando y decidí volverme porque sentí que no me iba a adaptar. Entonces volví, tenía pensado rendir unas materias que debía, pero al final vine a Buenos Aires con la ayuda de unos tíos.
Luego de establecerse en el circuito profesional, Chucho Acasuso llegó a su primera final de un torneo ATP. Fue en febrero de 2001 en Buenos Aires ante Gustavo Kuerten, el brasileño que por entonces era número 1 del mundo.
-Al poco tiempo de ser profesional tuviste una final en el ATP de Buenos Aires contra Guga Kuerten, ¿qué recordás de eso?
-Arranqué a jugar profesional en el 99 y terminé el año 240 del mundo que está bastante bien. Lo normal no era tener esos resultados en el primer año de profesional, normalmente se tarda entre dos y tres años. En el 2000 salté a jugar challengers, en 2001 tuve una primera final de ATP en Buenos Aires. En ese momento te parece algo normal. Recién ahí me sentí jugador de tenis, cuando empecé a jugar con los mejores del mundo, de hecho, le gané a varios. De la final con Guga me acuerdo que venía bien porque no estaba mirando mucho los diarios y esas cosas. El día de la final, estaba desayunando y vi que aparecía en los diarios, que iba a jugar contra el número 1 del mundo y además me bajó el cansancio de toda la semana. Perdí y me quedé con la sensación de no poder jugar como lo hice en el resto de la semana. No le quiero sacar mérito a él que jugó muy bien más allá de mi cansancio.
-Ganaste tu primer título ATP en Sopot en 2002…
-Sí, uno va teniendo distintos objetivos. El primero era ser top 100 y cuando arrancás es como que lo ves muy lejano y lo mismo pasó con el primer título ATP. Me acuerdo que le gané la final a Squillari el domingo y al otro día me fui a San Marino a jugar un Challenger grande. Con la vorágine del circuito se hace difícil disfrutar.
-La Legión Argentina dominó el circuito en los primeros años de los 2000. ¿Cómo era la convivencia entre ustedes y con el resto de los jugadores?
-Teníamos buena relación. Obviamente competíamos unos con otros y muchas veces nos tocaba jugar en contra. Yo tenía buena relación con todos y en esa época que no había redes sociales y esas cosas, compartíamos más las mesas, las salidas, el jugar a las cartas. Nosotros teníamos buena relación entre nosotros y con los españoles, por el tema del idioma. Capaz que el estaba un poco más en la suya era Coria, porque él se casó joven y viajaba con la esposa y su equipo.
Por los años 2003 y 2004, los tenistas argentinos y españoles dominaban los torneos de polvo de ladrillo. Uno de los surgimientos más importantes fue el de Rafael Nadal, quien le ganó a Chucho la final de Sopot en 2004.
-En Sopot 2004 perdiste la final contra un muy joven Rafael Nadal, ¿ya veías que iba a ser diferente?
-Jugaba muy bien y en ese torneo que me ganó fue su primer ATP. Se veía que era bueno, pero sobre todo en su mentalidad. Estaba decidido a ir por todo. En cuanto al tenia, capaz no me sorprendió tanto como sí lo hicieron otros jugadores. Obviamente, con el tiempo fue mejorando y en tierra era imposible. Lo que te puedo decir es que desde el minuto cero se veía esa hambre, el espíritu de lucha y eso era tremendo.
-En 2005 le ganaste a Roddick en Roland Garros, ¿qué recuerdos tenés?
-Me acuerdo que iba dos sets a cero abajo. Él sacaba muy bien, me costaba mucho devolver el saque hasta que empecé a enganchar la devolución, encontré dónde pararm e y en partidos largos como en un grand slam te das cuenta que lo podés revertir y así fue. Quebré su saque algunas veces, eso me dio confianza y seguí jugando hasta que llegué al quinto set y lo gané.
-En 2006 ganaste tu tercer ATP y fue contra Massú en Viña del Mar, ¿fue un clima hostil?
-Siempre había un clima especial y pica entre ambos países. Nosotros nos llevábamos bien con Massú y González. El clima era bastante hostil tanto allá como acá. Me acuerdo que pasó que tuvieron que echar a uno de la tribuna porque me estuvo insultado durante toda la entrada en calor, que son unos cinco minutos, fue algo rarísimo. Lo que solía pasar era que la gente silbe de más alguna doble falta o algún grito para desconcentrar, pero nada más que eso. Esa final la gané bien, el resultado fue en dos sets y eso ayudó a que no haya un clima muy caliente.
Una de las series más calientes que se recuerden en la historia de la Copa Davis la protagonizaron Argentina y Australia en la semifinal de la edición de 2006. Chucho enfrentó a Hewitt y le ganó una batalla en cinco sets y en la tribuna del Parque Roca estaba nada más y nada menos que Diego Armando Maradona alentando al misionero.
-En ese mismo año, Diego Maradona se puso tu remera y te alentó por la Davis en el Parque Roca…
-Sí, estuvo en la serie contra Australia. En ese momento la marca que me vestía hizo unas remeras con mi nombre en la espalda. Diego la tenía puesta al revés y se veía el Chucho. Esa remera la tenía todo mi grupo, amigos que había venido de Misiones y no sé cómo, pero se la regalaron a él, también al tenía Claudia. De reprende me di vuelta y la tenía puesta. Obviamente era Maradona, para nosotros que somos deportistas y muy futboleros, tenerlo ahí alentado era espectacular. Él siempre muy de alentar y defender la bandera argentina, en cualquier deporte que sea. Después que le ganamos a Australia, fuimos a jugar a Rusia y también estuvo de visitante. Son cosas increíbles, me siento un privilegiado, gracias al tenis pude conocer a Maradona, estar con él, fue algo espectacular.
-Justamente ese partido contra Hewitt fue una batalla que ganaste en cinco sets, ¿fue el mejor partido de tu carrera?
-Sí, fue uno de los mejores. No sé si por el nivel, porque ni me acuerdo como fue. O sea, hubo un momento en que jugué bien, otro que no tanto. Me acuerdo que si yo ganaba prácticamente se definía la serie. Llegamos a una final, la única vez que había pasado fue con Vilas y Clerc. Además, se inauguraba en Parque Roca con 14 o 15 mil personas, que creo que fue récord, fue un partido que tuvo de todo, me acuerdo que se jugó en dos días por la lluvia. Sin dudas fue uno de los partidos más importantes de mi carrera.
-¿Había pica con Hewitt?
-Sí. Yo particularmente nunca tuve algo con él. Es un año más grande que nosotros y sé que en juniors tuvo encontronazos con Coria y Nalbandian. De hecho, en el año anterior que se jugó en Australia, ahí tuvo algo con Coria. No sé por qué, pero él no nos quería. Tampoco gustó lo que dijo sobre venir a Argentina, no sé qué se pensaba que iba a pasar, que íbamos a ser unos indios con lanzas. Nosotros somos muy orgullosos en ese sentido y la gente se lo hizo sentir.
Tras eliminar a Australia, Argentina viajó a Rusia para jugar su segunda final de Copa Davis de la historia. La superficie elegida por los rusos fue un duro escollo a superar, así y todo, se llegó al quinto punto y allí Chucho cayó ante Marat Safin, uno de los mejores tenistas rusos de todos los tiempos.
-De la final contra Rusia qué me podés decir…
-Era una serie muy dura, ellos eran los candidatos, tenían grandes jugadores. Nosotros teníamos fe, era nuestra final y fuimos con la confianza de ganar. David (Nalbandian) jugó dos singles tremendos, el doble nos contó un poco más. Me tocó definir el quinto punto y fue cerrado, perdí en el tie break del cuarto contra Safin. Yo creo que si hubiese ganado ese cuarto la historia podría haber sido otra porque estaba más entero físicamente, pero eso tampoco se sabe. Me acuerdo que fuimos a la cena del domingo, que es donde dan los premios, y comimos, disfrutamos y al día siguiente nos volvimos. Siempre querés ganar, pero me volví con tranquilidad porque dejamos todo.
En 2008, Argentina volvió a jugar una final. Fue ante España y el favorito claro era el país sudamericano, que tenía a David Nalbandian y Juan Martín Del Potro como singlistas, pero Chucho tuvo que jugar uno de los singles finalmente y la historia no fue favorable para el equipo argentino que cayó en Mar del Plata ante una España sin Nadal.
-Dos años después se llegó a otra final, en esta oportunidad contra España, ¿cómo se tomó la decisión de cambiar de sede y superficie?
-Cuando vimos que era España el rival, siempre pensamos en cemento porque Nadal en tierra era imbatible. Ferrer no venía bien, pero siempre era duro en tierra. David y Juan Martín, que eran nuestros singlistas, donde mejor jugaban era en cemento. Para mí en lo que nos equivocamos fue en la velocidad de la cancha. Algunos opinaban que si era más rápido nos convenía a nosotros, pero para mí era al revés. Cuando probamos la cancha yo decía que había que poner más lenta porque el mismo De Potro había dicho que sentía más cómodo si era así, le gustaba una superficie más parecida a la de Miami. La superficie más rápida favorecía a jugadores como Feliciano López que sacaba muy bien y si le ponías una superficie más lenta, era más fácil devolverle el saque y hacerlo jugar puntos más largos.
-Y al final, pasó eso…
-Del Potro, que era uno de los que tenía la mejor devolución del circuito, no tuvo break point durante muchos games. Feliciano jugó muy bien y ganó. David le ganó fácil a Ferrer, pero David tenía un tema en la cadera y por eso quería una cancha más rápida, para que los puntos no sean tan largos. Yo creo que igualmente le hubiese ganado a Ferrer y después también se dio mi caso, yo estuvo dos semanas entrenando dobles porque los singlistas eran muy claros que iban a ser Nalbandian y De Potro, pero llegó la hora de jugar y yo no estaba preparado en ese sentido. Me llevó un set y medio acostumbrarme a la cancha.
-¿Qué sentiste después de la final?
-Tenía bronca, nosotros éramos los favoritos y nos equivocamos en decisiones. Si hubiésemos tomado las correctas, hubiésemos ganado. No vino Nadal, Ferrer no estaba en su mejor momento, nosotros teníamos a Nalbandian y a Del Potro, que eran dos top 10. Por otro lado, Juan Martín llegó muy sobre la hora del Masters de China, que capaz si hubiese sido en Londres como se hizo después, hubiese sido distinto.
-En 2009, Roger ganó su único Roland Garros y vos casi le ganás…
-Sí, fue un partido duro. Siempre tuve partidos parejos y duros con él. Me sentó bien y me acuerdo que íbamos set iguales, estaba 5 a 1 en tercero y no sé bien qué pasó, pero me termina ganando en el cuarto y después el torneo. En esos partidos a cinco sets es más difícil ganarle a los mejores. Me acuerdo que fue un partidazo.
-¿Cuál es tu preferido del Big 3?
-Para mí el mejor jugador de tenis, el que más me gusta es Federer. Ahora si tengo que decir el mejor de la historia, por resultados, tengo que decir Djokovic. Si mirás los títulos, los récords que tiene y por lo dominante que fue, por encima de Federer y Nadal, es Djokovic. Nadal dominó en tierra, Federer en cemento, Djokovic en todas. A mí, el que más me gustaba ver era Federer, es como Maradona, Jordan o Woods.
-Sacando a los argentinos, ¿quién era el jugador del circuito que mejor te caía y cuál el peor?
-Por lo general, los que le caían mal a todos, a mí me caían bien. Ahora, uno que me acuerdo que no me caía muy bien era un alemán, Nicolas Kiefer. Tampoco es que tuve un problema, es más creo que ni jugué contra él, pero por las cosas que hacía no me caía bien. Después tuve buena relación con los españoles, más que nada porque pasábamos mucho tiempo juntos por el idioma y porque la cultura es parecida.
Luego de más de diez años en el circuito, habiendo ganado tres títulos ATP, siendo 20 del mundo y un emblema para el público argentino por su temperamento, José Acasuso puso punto final a su carrera y el anuncio lo hizo en 2012 en el Buenos Aires Lawn Tennis.
-¿Cómo decidiste el retiro?
-Yo en el 2010 estuve casi todo el año parado por una lesión en la rodilla. Me operaron y cuando volví, en el segundo torneo que juego me lastimo la cadera. Me recuperé y todo, hice pretemporada y volví en el 2011, pero me costaba mucho. Empecé a perder un poco las ganas, el entusiasmo, ese fuego. Mi último torneo fue en Roland Garros en 2011, me acuerdo que cuando terminé, senté a mi equipo y les di la libertad para que trabajen con otros jugadores o que hagan lo que tengan ganas. Yo me dije que iba a parar e internamente sabía que era definitivo, pero no lo iba a comunicar hasta no estar totalmente seguro porque no quería arrepentirme. Me tomé ese tiempo y en febrero de 2012 lo anuncié en Buenos Aires, mi torneo favorito, en el que había tenido tantas alegrías y con la gente.
-¿Cómo fue la vida después del tenis?
-Aproveché para viajar, para ir a Misiones, para estar con mi familia, jugar al fútbol, comer asados y hacer cosas que uno no hace mientras juega. Al año y medio me surgió la posibilidad de trabajar en una empresa que hacía los comerciales para la AAT, también de otros deportes y me gustó la idea de probar. Estuve tres años, después estuve otros dos años trabajando en Deporte en la Provincia de Buenos Aires, quise comparar trabajar en lo público y lo privado. Después me vino la oportunidad de entrenar a Guido Pella y viajar con él, eso lo disfruté mucho. Después vino la pandemia, llegó mi primer hijo y ahí dejé de lado los viajes porque quería estar con mi familia. Después llegó el segundo, así que ahora estoy disfrutando de ellos, obviamente trabajo, hago mis cosas, pero el foco lo tengo puesto en la familia.
-También formaste parte de la lista de Calleri y Zabaleta como vocal para la AAT, ¿cómo fue esa experiencia?
-Siempre creí que las asociaciones tienen que ser dirigidas por deportistas, obviamente ayudados por un soporte de gente con experiencia en la gestión. Sin dudas los que más conocen qué necesitan los deportistas son los que vivieron esa experiencia. La anterior gestión no venía siendo buena y había que involucrarse para que el tenis vuelva a crecer. Yo estuve poco porque al tiempo ya empecé a viajar con Pella y no podía estar en el día a día. Esta es la segunda gestión que tienen los chicos y creo que se mejoraron muchísimas cosas, hay muchos más torneos en Argentina y eso era lo que había que hacer para darles oportunidades a todos los jugadores y no solamente volcar apoyo económico a dos o tres jugadores. Si hay más torneos en el país, muchos chicos pueden jugarlos y crecer sin la necesidad de tener un apoyo económico. Quedó demostrado en los últimos años con la cantidad de jugadores sudamericanos que se metieron entre los 200 primeros del mundo.
-Guillermo Vilas es…
-Obviamente no lo vi jugar a Guillermo en su máximo esplendor, pero es la persona que masificó al tenis, que lo hizo conocido. Fue el que trajo a la gente al Buenos Aires Lawn Tennis, a ver la Copa Davis. Obviamente fue el ídolo de mi viejo, el de toda esa camada. Yo creo que, sin él, probablemente nosotros no estaríamos acá como deporte.