No fue una semana facil en las oficinas de Boca. Hasta ayer, que se llegó a un acuerdo con Alan Varela para que siga en el club hasta 2026, de lo único que se hablaba era de la frustrada renovación de Agustín Rossi. No solo fue malo el desenlace, sino que siguió en los medios con dardos de un lado y otro.

Si bien el jugador se mantuvo al margen públicamente, desde adentro aseguraron que sintió el golpe por no haber renovado. Al resto de los jugadores, que vienen de perder al líder Carlos Izquierdoz y a otros compañeros de forma similar, tampoco les fue cómoda la situación.

Dentro del plantel hay de todo: los que no le dieron importancia al asunto y otros que lo sintieron más. Lo que más ruido hizo fue lo de Jorge Amor Ameal, ventilando que las exigencias de Rossi podían "quebrar al club". Nadie quiere ser el próximo en pasar una situación así.

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Entre tanto fuego cruzado, en Boca se celebró la continuidad de Alan Varela, que tenía contrato hasta 2025 pero llegó a un acuerdo para estirarlo por un año más y con una cláusula millonaria. La semana que viene irán por otra renovación: la de Exequiel Zeballos.