La “Revolución Gago” de la que tanto se habló desde que comenzó a sonar como posible DT de Boca hasta ahora no fue más que mediática: su conflictiva salida de Chivas, su discusión con el Pocho Insúa, la novela con Juan Román Riquelme para saber si venía… Revolución futbolística, nada. Más de lo mismo.
Desde la salida de Diego Martínez, incluyendo el interinato de Mariano Herrón, nada cambió en Boca hasta el momento y el lapidario 0-3 contra Tigre, el peor equipo del año en cuanto a puntos, fue una muestra de todo lo que viene atravesando el Xeneize.
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Durante toda la semana se quiso instalar una revolución futbolística que no hubo. ¿Poner a Merentiel a un costado de Cavani es revolucionario? Eso ya lo hizo Martínez. ¿Que juegue Aguirre por afuera? También. No se vio nada nuevo.
Hasta ahora, las decisiones fuertes de Fernando Gago como DT de Boca fue devolverle la titularidad a Chiquito Romero y poner otra vez a Marcos Rojo, decisiones que le salieron muy mal porque ninguno hizo un buen partido en Victoria.
Obviamente, Gago tiene crédito y esta revolución puede llegar, sobre todo desde enero cuando el entrenador tenga un mercado de pases para poder armar su plantel. También deberá tomar decisiones antipáticas, como decirle a los jugadores que no están funcionando que no los va a tener en cuenta.
Sin embargo, todo esto pasa a un segundo plano porque la principal pregunta en este momento es: ¿qué va a hacer Gago de acá al miércoles? La Copa Argentina es el único título que puede ganar Boca de acá a fin de año. ¿Seguirá apostando por Chiquito y Rojo? ¿Cavani, en este nivel, puede ser el emblema del equipo? Yo lo dudo mucho.
Párrafo aparte para Sebastián Domínguez. Atacado y bastardeado por toda la prensa (yo creo que es por celos), con poco tiempo de trabajo y algunos refuerzos le está cambiando la cara a Tigre y acaba de conseguir el triunfo más resonante de su carrera como DT.